viernes, 6 de marzo de 2009

El "golpe" de Segismundo Casado

Ayer cayó en mis manos de forma casual un ejemplar de El País. Era 5 de marzo, y se cumplían 70 años de la formación del Consejo Nacional de Defensa en Madrid, encabezado por Segismundo Casado y Julián Besteiro, que ponía fin al gobierno presidido por Juan Negrín. Los autores del artículo eran Ángel Viñas (del que ya hemos comentado algunas cosas aquí) y Fernando Hernández Sánchez, autor del libro Comunistas sin partido, que habla de la vida de Jesús Hernández, unos de los ministros comunistas durante la Guerra Civil y luego defenestrado por su propio partido, el PCE.
El artículo sigue la linea de defensa de Negrín, personaje histórico a quien Viñas admira, y es un laudo acusatorio contra todos aquellos que no estaban en su linea, incluido en algún momento el propio PCE.
Sobre el asunto de Casado hay mucho de lo que hablar. Si bien la figura de Casado es controvertida, la acción del 5 de marzo de 1939 responde también a otros factores. Hace tiempo que leí el libro de Segismundo Casado Así cayó Madrid, y si bien no es convincente en su interpretación de los hechos, hay que entender en que contexto lo escribe. Casado volvió a España en la década de 1960 y, al igual de Vicente Rojo, fue juzgado en Consejo de Guerra por las autoridades franquistas. Su libro se convierte en un testimonio justificatorio para poder eludir las máximas penas de aquellos personajes que sometieron a España a la peor de las dictaduras. Sin embargo, por su trayectoria militar (dejando a un lado su libro) nadie le puede negar a Casado su compromiso con la causa republicana.
Aun así, en aquel acontecimiento participaron otros personajes que necesitan también una opinión. Por ejemplo es de gran valor la actitud de Julián Besteiro. Socialista y sindicalista de toda la vida, su trayectoria intelectual es realmente de admiración. Su altura moral cabe pues cuando llegan las tropas sublevadas a Madrid, Besteiro se queda en la capital para hacer ese "traspaso de poderes" Lejos de seguir esa norma, los vencedores le detienen, le juzgan, le condenan a 30 años de presidio y muere en la cárcel de Carmona en 1940. Con todo su bagaje histórico, y desde posiciones políticas encontradas, ¿se puede considerar un traidor a Besteiro? De la misma talla estaría también Melchor Rodríguez, último alcalde de Madrid. En el caso de este personaje, la capital aun no ha reconocido su valor.
Otro personaje era Cipriano Mera, jefe del IV Cuerpo de Ejercito que logra aplastar la sublevación comunista en Madrid. No es cierto lo que afirman los autores que todos los que se ponen al lado del CND están en la linea de rendición de Casado. Mera es un ejemplo de ello. Para Mera es cierto que la Guerra esta liquidada. Pero no va a ceder a cualquier precio, tal como Casado si quería. Tras el 5 de marzo hay un debate de las fuerzas que apoyan el CND. Cuando se ve que Franco no va a ceder en nada, Casado es partidario de dejarlo todo. Mera dice que no hay que dejar nada, hay que resistir lo que se pueda. Pero las fuerzas ya eran escasas. Así lo dejó escrito en sus interesantes memorias Guerra, cárcel y exilio de un anarcosindicalista.
Pero ahora viene la parte jugosa, que es el papel de Negrín en todo esto. Los autores son admiradores de su figura y le quitan toda responsabilidad. No le consideran un comunista encubierto. En esto último podemos estar de acuerdo. Negrín eran lo suficientemente burgués como para ser un comunista. Pero de hecho fue el PCE el partido que mejor defendió los intereses de la burguesía durante la Guerra Civil española.
Aun así Negrín si es preso del chantaje comunista, por varias razones que el artículo no nombra. Por ejemplo, no cita que antes de la constitución de CND, Negrín había ascendido a general a personajes como Líster, Modesto o Tagüeña, todos ellos militares derrotados en la Batalla del Ebro. ¿Había algún mérito de guerra para tal ascenso? Igualmente cuando se constituye en CND, el gobierno de Negrín ha huido en espantada. El dirigente socialista canario se encuentra solo rodeado de los "asesores", todos comunistas. ¿Había entonces un gobierno efectivo? ¿Como es posible que en esa situación Negrín siguiera diciendo que estaba negociando armas con Francia, cuando esta potencia ya había reconocido al gobierno rebelde? Lo que hace el CND es poner fin a una situación insostenible y dar un cuerpo de poder político a todo el vacío que se había producido por la espantada de Azaña, la huida de ministros y la soledad de Negrín. En estas circunstancias no sería un golpe de Estado, pues para haberlo tendría que existir un poder fuerte y constituido, y Negrín ya no tenía legitimidad ni ante el propio Martínez Barrio, que era ya presidente de la República.
Viñas y Hernández le podrán quitar todo el hierro que quieran, pero el hecho que Rusia dejara a su suerte a España y Francia e Inglaterra reconocieran a Franco, era el golpe de gracia contra la República. ¿Con quien iba a negociar las instituciones republicanas si no tenían una legitimidad en esos países? Si algún país dio la talla hasta el final ese fue México, que nunca reconoció la dictadura franquista.
Y nuevamente, en algo escrito por Viñas, se denota su antianarquismo visceral. Afirma que el movimiento anarcosindicalista era celoso e incompetente. El señor Viñas lo que debería de hacer es, antes que emitir esta opinión, visitar los archivos de la CNT y de la FAI, y poder tener así una mejor visión de conjunto. Lo puede hacer en Madrid o en Ámsterdam. Ninguno de los libros escritos por él ha visitado los archivos libertarios. Sin embargo pontifica y crítica al movimiento libertario de forma atroz y sin base. Para que vea el señor Viñas, en la CNT había un sector que apoyaba la política de Negrín sin contemplaciones. Las figuras de su secretario general, Mariano Rodríguez Vázquez, así como el Ministro de Instrucción Pública, el anarquista Segundo Blanco, eran defensores de esa política. Otros, como es obvio, estaban en contra.
Por último es alucinante la cuestión de lo que denominan los autores "historiadores neofranquistas". ¿A quien se refiere con estas afirmaciones? Si es a personajillos e infraseres como Pío Moa o César Vidal, desde luego que estamos de acuerdo. Pero si estamos hablando de historiadores serios que no están de acuerdo con lo que Viñas u otros dicen, pues esa afirmación es un autentico desfase. Hay que guardar las formas y moderar las opiniones. Yo no considero a Viñas un agente de La Habana, sino un historiador (aunque sea economista) cuyos trabajos son referencias y cuyas conclusiones se pueden suscribir a veces y en otras ocasiones están falta de contenido. Ni mas ni menos.
Como bien dicen los autores del artículo, ya va siendo hora de poner cada cosa en su sitio y acabar con la "mitografía"

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