martes, 31 de agosto de 2010

El deporte y el movimiento obrero socialista


Esta es la versión larga de un artículo mío escrito para el periódico Diagonal número 132


Es lugar común vincular el deporte a concepciones elitistas de la sociedad. Ello ha llevado a críticas argumentadas por parte del mundo obrero socialista a lo largo de la historia. Razones no faltaban. Cuando se reinauguraron los Juegos Olímpicos a finales del siglo XIX (1896) por el aristócrata Pierre de Coubertin, se hizo con una idea de exaltación del individuo impregnado por un darwinismo social muy del gusto de la época en algunas capas de la sociedad.

Sin embargo no todo en el deporte fue esa exaltación de la virilidad y de la fuerza poderosa de unos seres sobre otros. Las cuestiones de la salud, de la buena forma física o de la eugenesia como un modelo de regeneración y de perfeccionamiento del ser humano (y no de la raza como desvirtuaron algunos darvinistas sociales y llevaron al extremo los nazis) formó parte también del conjunto de las ideas socialistas.

Y son muchos los casos que nos sorprenden en esta historia del deporte vinculado al mundo socialista, alguna de las cuales son completamente desconocidas.

Fútbol y anarquismo en Argentina

El origen del fútbol se remonta a la Inglaterra victoriana. Jugar con una vejiga hinchada e introducirla entre tres palos rectangulares. Esos son los orígenes del fútbol, que poco a poco va generando clubes en Inglaterra. Todos ellos de las clases más poderosas. Los ingleses van exportando el deporte a varios países. Por ejemplo, su presencia en la minas de Riotinto en Huelva, que dieron lugar a numerosos conflictos laborales, vio nacer al decano del fútbol español, el Recreativo de Huelva.

Pero si un país se distingue por su gran afición al fútbol, ese es Argentina. Y aquí nos encontramos con la primera vinculación del mundo del deporte y el movimiento obrero. Dejando a un lado la actual conformación social donde los aficionados de Boca Juniors pertenecen a los sectores más populares de la población frente a River Plate, el origen de algunos equipos como Argentinos Juniors, no deja de ser curioso: “Sin embargo, el club Argentinos Juniors nació llamándose club Mártires de Chicago, en homenaje a los obreros anarquistas ahorcados en un primero de mayo, y fue un primero de mayo el día elegido para dar nacimiento al club Chacarita, bautizado en una biblioteca anarquista de Buenos Aires”[i] Un dato realmente curioso que nos lo ofrece Eduardo Galeano en su libro El fútbol a sol y sombra. Incluso en esta misma obra Galeano nos habla del apoyo que tuvo el fútbol entre algunos intelectuales de izquierda, como el caso del marxista Antonio Gramsci que definió al fútbol como “reino de la lealtad humana ejercida al aire libre”

Por un deporte socialista. Y ¿por qué no?

Las críticas que en la actualidad recibe el deporte por algunos sectores de la izquierda no se corresponden con la trayectoria histórica que muchos de esos movimientos imprimieron en la primera mitad del siglo XX. El caso del socialismo español es paradigmático en este punto.

En septiembre de 1914 los socialistas madrileños, sobre todo auspiciados por unas incipientes Juventudes Socialistas, funda la Sociedad Deportiva Obrera. Su misión era llevar a cabo una renovación social y una dignificación de las costumbres entre los trabajadores jóvenes.

No solo promovieron la práctica del deporte, sino que impartieron conferencias sobre la importancia del mismo para la salud y para el desarrollo del ser humano.

En 1915 inauguran un gimnasio en el Círculo Socialista del Norte, situado en la madrileña calle del Fuencarral.

Este tipo de sociedades comenzaron a tomar atractivos en otras agrupaciones de España. Entre 1923 y 1931 surgen sociedades obreras deportivas en Madrid, Eibar, Guadalajara (de la que no ocuparemos un poco mas adelante), Valladolid y Barcelona. En ese periodo se desarrolla en Madrid la Agrupación Deportiva “Natura” y se intento la formación de una Federación Nacional de Educación Física Obrera.

La Agrupación Deportiva “Natura” languideció hasta 1929, que se refunda creando secciones de fútbol, atletismo y excursionismo.

Con la República recién proclamada, los socialistas intentaron incluso la formación de una liga fútbol independiente de la oficial[ii].

El caso de Guadalajara es curioso, debido a que surgido como iniciativa de los jóvenes socialistas, se promueve la creación de la Sociedad Deportiva Obrera, que llegó incluso en 1933 a sacar un periódico de corta existencia llamado Zancadilla[iii].

También cabría destacar aquí la participación de los anarquistas con grupos excursionistas que se organizaban en los Ateneos Libertarios. Quizá el caso más paradigmático fue el del Ateneo Libertario de El Clot ya durante el periodo republicano.

Pero estos movimientos que se producen en España están en consonancia con el movimiento internacional. En 1913 había surgido en Gante la Internacional Deportiva Obrera, de corta existencia por el estallido de la Primera Guerra Mundial. En 1920 se retoma la idea y surge la Federación Internacional Obrera para el Deporte y el Acondicionamiento Físico, que en 1927 se refunda como Internacional Deportiva Obrero Socialista, que promovió la celebración de las olimpiadas obreras y de la Olimpiada Popular de Barcelona, que no llegó a celebrarse. Pero la ruptura del movimiento obrero tras la Revolución Rusa también se dejó sentir en el deporte. La Internacional Deportiva Obrero Socialista tenía su rival en la Sportintern, que celebró a lo largo de su existencia las llamadas “espartaquiadas” hasta en el número de tres. A excepción de las Olimpiadas de Checoslovaquia (1921), no reconocida como obreras al no estar auspiciadas por la Internacional, o las de Moscú (1928) al ser Espartaquiada, se celebraron tres Olimpiadas Obreras: Frankfurt (1925), Viena (1931) y Amberes (1937). Fracasó la organización de la Olimpiada Popular de Barcelona al estallar la Guerra Civil. Muchos de sus integrantes se quedaron combatiendo en España junto a las tropas leales a la República. Estas Olimpiadas surgían como reacción a las celebradas en el Berlín nazi en 1936. A pesar de las protestas de organizaciones de izquierdas y judías para que no se celebraran en Berlín, el COI finalmente dio visto bueno a la celebración. Si bien las Olimpiadas Populares en Barcelona no se pudieron celebrar por la militarada contra la República, en Berlín Jesse Owens (atleta negro) ridiculizó los presupuestos nazis de inferioridad de las razas al alzarse con casi todas las medallas.

Unos ciclistas muy anarquistas

Otras de las curiosidades que presentamos aquí es la del surgimiento y origen de la CNT en la ciudad de Alcalá de Henares. Si bien estamos acostumbrados a ver como los organismos anarcosindicalistas surgían alrededor de movimientos revolucionarios, en Alcalá su inicio fue muy deportivo a pesar de todas las luchas obreras. Nominalmente la CNT de Alcalá de Henares surgió en noviembre de 1933, cuando así queda registrada en el Registro de Asociaciones. Pero es precisamente gracias a este registro cuando comprobamos que la CNT se inscribe en la Plaza Mayor número 22 mismo lugar donde en febrero de 1933 se había ubicado la Unión Ciclista Alcalaina (UCA). El comandante Juez Instructor de Alcalá pregunta al alcalde, el socialista Pedro Blas, sobre este asunto bajo estos términos: “Ruego a V.S. que si lo tiene a bien se sirva disponer se manifieste a este juzgado si dio autorización para unas asambleas que al parecer se han celebrado en el local que ocupa la Unión Ciclista Alcalaina para tratar la constitución en esta ciudad de un Sindicato Autónomo afecto a la CNT (…)”[iv]. Estaba claro que los anarquistas alcalainos no solo tenían una fuerte conciencia de clase sino que montar en bicicleta les encantaba.

Un club en el barrio de Cuatro Caminos

La barriada de Cuatro Caminos siempre fue testigo de las luchas obreras y de la fuerte organización de los trabajadores. No en vano los trabajadores de la construcción allí residente protagonizaron innumerables huelgas. Allí vivió el anarquista Cipriano Mera, que primero en la filas de la Federación de Edificación de la UGT y luego en el Sindicato Único de la Construcción de la CNT fue protagonista de un periodo histórico.

En ese barrio obrero, con tanta conciencia de clase, había sido inaugurado en 1924 el estadio Metropolitano, campo del Ahtletic Club de Madrid. Y su masa social era mucho de esos trabajadores concienciados y militantes de las organizaciones obreras socialistas y anarquistas.

Cuando en 1936 se produce el golpe de Estado contra la República y Madrid permanece leal, el Athletic Club de Madrid es intervenido por socios militantes del Frente Popular, entre ellos José Joaquín Sanchís Zabalza. Los partidos que juega el Athletic Club de Madrid son en beneficio de la causa republicana, si bien los resultados no fueron los esperados. En un partido celebrado en Mestalla contra el Valencia a beneficio de las milicias y organizados por las Juventudes de Izquierda Republicana, los colchoneros caen por un apabullante 8-1.

Igualmente muchos jugadores del Athletic Club de Madrid combatieron en los frentes de guerra defendiendo la República.

Se celebraron algunos partidos más, pero al final la realidad de la guerra hizo que cualquier tentativa de deporte no pudiera llevarse a efecto.

Y a partir de aquí surge una leyenda negra alrededor del Atlético de Madrid. En 1937 en Zaragoza, un militar alcalaino golpista residente en Azuqueca de Henares, Francisco Vives Camino, entre otros, promueve la fundación de un equipo de fútbol, el Aviación Nacional. Una vez que finaliza la guerra este equipo es fusionado con el Athletic Club de Madrid, surgiendo el Atlético de Aviación. Dos razones movieron esta idea:

1. Vives Camino era aficionado del Athletic Club de Madrid antes de la Guerra.

2. El franquismo quiere evitar que alrededor de un equipo de fútbol surjan sentimientos de oposición. El Atlético era el más indicado para ello, por la ubicación de su estadio y por la masa social que lo compuso antes del estallido del conflicto bélico en España. Algo que ya estaba sucediendo con el Fútbol Club Barcelona[v].

Esto es solo una pequeña parte de la historia que une movimiento obrero y deporte. Algo que todavía está a la espera de un estudio mas profundo.


[i] Galeano, Eduardo. El fútbol a sol y sombra, Siglo XXI, Madrid, 1995. Pág. 37

[ii] Ver Francisco Luís de Martín. La cultura socialista en España (1923-1930), Universidad de Salamanca, Salamanca, 1993.

[iii] Datos facilitados por Juan Pablo Calero Delso.

[iv] Ver Julián Vadillo Muñoz, El movimiento anarquista en Alcalá de Henares a través de los documentos, CNT-AIT Alcalá de Henares, Alcalá de Henares, 2000.

[v] Ver Cien años del Atlético de Madrid, Diario AS, Madrid, 2003 (Volumen 2). Y el menos recomendable de Carlos Fernández Santander, El fútbol durante la Guerra Civil y el franquismo, San Martín, Madrid, 1990.


martes, 3 de agosto de 2010

La visión capitalista del comunismo


Bien es cierto que todas las críticas que hagamos a los regímenes comunistas del este europeo (y de otros lugares) pueden ser pocas. La falta de libertades, la represión feroz que se ejerció contra grupos de oposición y la esclerotización de la sociedad, hicieron que las revoluciones que se generaron para su formación se convirtiesen en reaccionarias para el desarrollo de clase obrera.
Pero si bien las críticas pueden ser múltiples, también hay que tener en cuenta de donde proceden esas críticas. Hace pocos días terminé un libro de Rynszard Kapucinski titulado "El Imperio". Kapucinski, periodistas polaco de reconocido prestigio, hace una crítica a la URSS desde posiciones que considero inadmisibles de asumir. Algo que me ha decepcionado bastante, pues este autor escribe de forma excepcional y tiene algunos libros sobre procesos de descolonización realmente admirables y muy buenos.
Kapunciski hace un repaso a sus viajes por la antigua URSS. Desde su infancia cuando los soviéticos ocupan su pueblo con motivo de la Segunda Guerra Mundial, hasta el proceso de desmoronamiento de todo el bloque, incluido la URSS.
Si bien hace una descripción exepcional de zonas de la URSS (como Georgia, Armenia o Azerbayán), de sus paisajes y de sus costumbres, también hace algunas comparaciones que son realmente lamentables:
1. Si bien está escrito en un periodo muy temprano, Kapucinski hace una comparación entre el comunismo soviético y el capitalismo, poniendo al segundo como la panacea. Años después se ha demostrado que el sistema capitalista ha sido tanto o mas agresivo que el propio sovietismo. Aun así para alguien como Kapucinski eso es algo que debería de haber intuido o sabido con el bajage que tenía.
2. Kapucinski hace una crítica a la represión religiosa en la antigua URSS. Peor se echa en falta una crítica a la propia religión, que antes de la Revolución de 1917 tuvo al pueblo ruso en la mas completa de la ignorancias. Hace una comparación con el estalinismo, pero eso es como comparar una Iglesia con otra. Si por algo se distinguió el estalinismo es precisamente por su carácter ortodoxo y rigidez, que solo es comparable con la religión (ya sea de confesión católica, ortodoxa, protestante o musulmana)
3. En un momento dado del libro hace una comparación entre el régimen de Stalin y con la Italia fascista, como exhonerando a la segunda de acciones como destrozar Iglesias. Una comparación creo que poco afortunada.
4. Igualmente, en su visita a Irkustk (capital de la Siberia oriental) presencia un espectáculo de un grupo de radicales que hacen loas al zarismo. Lejos de hacer una crítica al régimen zarista Kapucinski se dedica básicamente a describir la acción. Solo al final de libro se atisban críticas al régimen de los Romanov.
Si bien el libro esta genialmente escrito y tiene unas descripciones realmente increíbles, las comparaciones odiosas hace que El Imperio pase por ser la obra mas tendenciosa de Kapucinski, y por ende la menos recomendable. Hay formas mucho mas ecuánimes de hacer críticas a los regímenes soviéticos y comunistas. lejos de otros opios como son el capitalismo y la religiosidad.