jueves, 16 de diciembre de 2010

Sindicalismo alternativo

Esta es la charla que ofrecí, en representación de CNT de Guadalajara, para unas jornada sobre sindicalismo alternativo organizado por la asociación El Rinco Lento y Ecologistas en Acción. Al acto también estaban invitados los sindicatos CGT, USO y SATIF.

Hablar de sindicalismo alternativo puede llevar a engaños. Si por alternativo se entiende algo fuera del monopolio (más mediático que laboral) que CCOO y UGT tienen, entonces tiene todo el sentido del mundo. Pero si por alternativo está la cuestión de otra forma de hacer sindicalismo, desde luego que tenemos un gran debate. El sindicalismo es el mecanismo de defensa que los trabajadores hicieron surgir a raíz del proceso de industrialización para la defensa de sus derechos y la dignificación de sus condiciones de vida. La pregunta para el debate sería si ahora mismo las organizaciones que se denominan sindicales hacen esto. Desde CNT consideramos que muchas de ellas no.

Aun así tendríamos que hacer un poco de historia de lo que significa el modelo de relaciones laborales que tenemos actualmente. El modelo sindical español es el modelo delegado. Es un modelo heredado de las estructuras verticales del franquismo. Un modelo que vino bien a CCOO, básicamente, por ser este el sindicato que se infiltra en las estructuras de la CNS y hace fortuna con ello. A la muerte de Franco y tras los Pactos de la Moncloa, consensuados por CCOO-UGT y los partidos políticos, se impone dicho modelo y todo aquel que no lo acepte quedaba fuera de juego. Elecciones sindicales y delegados que representan a los trabajadores para negociar las condiciones de los mismos. La CNT no aceptó ni acepta el modelo, pues va contra la estructura de la organización. Pero el anarcosindicalismo tampoco había aceptado los Comités Paritarios de la Dictadura de Primo de Rivera ni los Jurados Mixtos de la Segunda República, y siguió siendo el sindicato mayoritario. En esta ocasión las clases dirigentes tenían la lección aprendida y era necesario desarticular el anarcosindicalismo. Ese fue el gran objetivo de Rodolfo Martín Villa. Y se utiliza algo que las democracias partitocráticas han sabido explotar muy bien: la guerra sucia. Sin restar responsabilidades al propio anarcosindicalismo, lo cierto es que el Caso Scala en 1978 y las escisiones patrocinadas por las estructuras estatales sirvieron para frenar al anarcosindicalismo.

Ese modelo, que CCOO-UGT generaron, ahora ha sido desarticulado también. Se repite la historia cuando la CNT advirtió a Largo Caballero durante la Segunda República que los Jurados Mixtos se volverían contra los propios trabajadores. La CNT también lo advirtió en 1978 y la respuesta queda bastante clara.

Si hacemos un repaso a lo que ha significado el mundo laboral en los ya 33 años de democracia, descubrimos que todos los derechos conquistados se han perdido. (ejemplo de jubilaciones, jornada laboral, trabajo estable, etc…) Las reconversiones industriales, las deslocalizaciones, las privatizaciones, etc. Todas unas medidas gubernamentales han ido encaminadas a un atroz neoliberalismo, a la perdida de los últimos restos del llamado Estado del Bienestar, y a cargar contra las espaldas de los trabajadores todas sus pérdidas. Se pierde lo público y se fomenta lo privado. La catástrofe se veía de lejos.

Y siguiendo el hilo conductor del principio, si el sindicalismo hubiese actuado en consonancia con su origen, toda esta barbarie la hubiese tenido que frenar. Sin embargo prefirió negociar sus prebendas, adaptarse al sistema, participar de él y de su reparto del pastel. La cuestión estriba que cuando a la patronal y gobierno le ha convenido ha tenido esas estructuras burocráticas sindicales a su lado. Ahora los mercados exigen nuevas relaciones laborales. Y en ellas incluso CCOO y UGT sobran. Es decir, la estructura sindical que ellos han montado ya no les vale y están fuera de juego. Y de esta estructura han participado todos los sindicatos. Todos, menos la CNT. No participar en ella ha costado una travesía en el desierto (escisiones incluidas)

Tras muchos años la CNT ha venido denunciado las prácticas mafiosas del capital y del Estado. Para nosotros, como anarcosindicalistas, vemos que el único responsable de la situación actual es el sistema económico capitalista. Es el Estado que con sus prácticas ha llevado a la clase obrera a una situación sin salida aparente. Y para esto ha tenido en algunas organizaciones sindicales estupendos compañeros de viaje.

¿Cómo vemos nosotros las relaciones laborales en la actualidad? La nueva reforma laboral ha marcado una nueva pauta, que no deja de ser vieja. Ha vaciado de contenido la negociación colectiva, dando plenos poderes al empresario para hacer y deshacer. Los sindicatos han quedado anulados completamente. Y con ello su modelo delegado. La clase obrera esta sufriendo este envite. Y sobre todo la clase obrera joven. Todo el sistema de oficios y especialización laboral ha quedado anulado. Hoy tener estudios no te asegura nada, sino más precarización.

Otros países europeos, sobre todo Grecia y Francia, están dando una respuesta fuerte a las medidas tomadas. Es cierto que Francia, por ejemplo, tiene otro modelo de relaciones sindicales, con sindicatos fuertes y mayoritarios. Algo que aquí está muy lejos. Pero la clase obrera de esos países han entendido que es mejor luchar por tus derechos que verlas venir (para Fernández Toxo, de CCOO, la huelga del 29 S fue “una gran putada”) Francia ha contabilizado 8 huelgas contra las medidas de Sarkozy. Y Grecia otras tantas por las políticas iniciadas con la derecha política y continuada por los socialdemócratas de Papandreu.

¿Y que propone CNT? A nosotros nos han llamado de todo. Sin embargo, una vez más historia nos da la razón (Clío es muy sabia) Las relaciones laborales impuestas por el capital son las mismas que se tenían en siglo XIX. Para nosotros, anarcosindicalistas, el término trabajador y obrero tiene todo contenido. Hoy sigue habiendo explotadores y explotados, por mucho que muchos se empeñen hacernos ver lo contrario. Por lo tanto la lucha de clases sigue estando vigente. Que tema el capital, porque nos ha dado un palo, pero no nos ha vencido. Nosotros proponemos lo que siempre hemos propuesto, que es nuestro modelo sindical. La Acción Directa frente a la acción delegada. Esto nada tiene que ver con procedimientos violentos (el capital si es experto en esos procedimientos) como muchos se han empeñado en decir constantemente para desprestigiarnos. Esto es la respuesta directa de los trabajadores ante sus conflictos. Porque cabe recordar que CNT cree en la negociación para la mejora de las condiciones de la clase obrera. Así consiguió CNT las 8 horas de trabajo en 1919 (por poner solo un ejemplo) Ya decía Errico Malatesta que la lucha tiene tres partes: Acción, Agitación de Conciencia y Propaganda. Esa es la base de la lucha sindical. Esa es la base de cualquier tipo de lucha.

Para terminar hay algo que distingue a CNT de cualquier otro sindicato. Mientras el resto cree en el sindicalismo como un fin, para nosotros es un medio. Tenemos claro que podemos conseguir todas las mejoras que podamos a la clase obrera. Pero como dijimos anteriormente el responsable último de todo esto es el capitalismo. Por ello, junto a la lucha día a día de las mejoras paulatinas de la clase obrera, la CNT tiene una finalidad, que es una sociedad libre, justa e igualitaria. Y esa tiene un nombre: ANARQUÍA.


jueves, 9 de diciembre de 2010

UN TEXTO HISTÓRICO PARA EL MOVIMIENTO OBRERO DE ALCALÁ DE HENARES

A LOS TRABAJADORES DE ALCALÁ DE HENARES

El mejoramiento y emancipación de la clase trabajadora, obra ha de ser de los trabajadores mismos.

COMPAÑEROS:

En todos los países del mundo medianamente civilizados obsérvase desde algún tiempo un decidido movimiento de concentración de fuerza proletaria.

Por natural instinto, todas las clases sociales tienden a perfeccionarse y aspiran a mejorar. Ninguna tan acreedora de ello como la nuestra.

Siendo la clase que con su esfuerzo sostiene todo equilibrio social, no solo es despiadadamente explotada y aherrojada por otra, que sin producir lleva la mejor parte del banquete de la vida, siendo que se ve huérfana de protección oficial, debido a que los comités directivos de la burguesía “llamados gobiernos”, no pueden faltar a su compromiso de clase.

Entre los cantores de los nobles sentimientos burgueses y patronales abundan doctores que a diario recetan infalibles panaceas que han de curar los males que padece la familia trabajadoras; quién, recomienda el ahorro; quién, la filantropía de la clase dominante; quién, la fe en la leyes del progreso, interpretadas por los Poderes; quién, ésta; quién, la otra. Pero nosotros, los desheredados, abriendo los ojos a la realidad, vemos cuan verdadera son y cuanta lógica encierra las sublimes palabras del autor de El Capital, con las cuales encabezamos este escrito.

Nosotros, y solo nosotros, los trabajadores, sabremos ser los curadores de los males que nuestra clase padece. Y lo conseguiremos con nuestra unión.

Mucho se ha hablado y escrito sobre la necesidad de organizarse que siente la clase explotada. No por eso dejamos de insistir en ello. Más que las palabras, son los hechos lo que demuestra dicha necesidad, como también que la unión leal y sincera es el arma más poderosa que los obreros deben y pueden emplear para alcanzar el triunfo de las aspiraciones.

A todos los oficios, sin distinción alguna, les apremia ir a la organización, para, unidos como un solo hombre los individuos que lo componen, mejorar su situación moral y material, humanizando las bestiales condiciones del trabajo y adquiriendo mejoras económicas, viendo aumentado el salario, ya disminuida la jornada, etc.

Que la Sociedad realza y dignifica al hombre, es innegable. Que por medio de ella se le respeta, también lo es.

A la Sociedad compuesta de la mayoría de los individuos de oficio y sólidamente constituida, la reconocen y respetan los patronos y sus representantes. Están en su perfecto derecho de asociarse, no tendrán inconvenientes en decir. Si la solidez de la Sociedad es incierta, esos mismos señores, poniéndose la Constitución y las leyes por montera, arrojarán a la calle al operario u operarios que estén asociados, so pretexto de que perjudican a sus intereses, a mas de no poder consentir, según ellos, traten de imponérseles aquellos que son sus esclavos. Si la Sociedad es fuerte, el burgués concederá los beneficios que en justicia les corresponden; si no lo es, se burlará de ella e impondrán condiciones que sonrojen a quienes tengan que acatarlas.

Reconocido todos lo expuesto, solo nos resta, obreros de Alcalá, “sin alborotos ni algaradas”, constituirnos en Sociedad de resistencia.

Individuos que no se asocien, como Sociedades que se nieguen a unirse a las demás de la localidad donde reside, podrán hablar mucho de unión, de compañerismo, de solidaridad, etc.; pero revelan que no sienten lo que dicen o que lo que dicen lo sienten en parte a lo sumo, flaqueando, por consecuencia, en defensa de los intereses de su clase, que son sus propios intereses.

Que querer es poder, resulta un axioma al alcance de las inteligencias; queramos los obreros de Alcalá, y la constitución de la Sociedad o Sociedades será un hecho. Entremos en el camino del progreso y nos colocaremos en situación de poder luchar contra el egoísmo y la avaricia de la clase patronal que, atenta exclusivamente al lucro del negocio y conceptuándonos como mercancía, no se afana mas que en abaratar el precio de la fuerza de trabajo muscular que prestamos, mejor dicho, que “vendemos” para con su fruto atender a nuestras necesidades y las de nuestra mujer e hijos.

¿Queremos ser dignos y amantes de nuestro bien?

¿Queremos que nuestra dignidad nadie la ultraje?

Vamos a la Sociedad.

Si no lo hacemos, no culpemos a nadie de nuestra suerte; culparemos a nuestra incuria y abandono, a nuestra inconsecuencia, y diremos que somos unos desgraciados o degradados que no queremos ir donde han ido otros trabajadores que desde aquí admiramos.

A la organización, pues.

Alcalá de Henares, 21 de junio de 1902.