martes, 22 de enero de 2013

Entrevista a Miquel Izard por "Que lo sepan ellos y no lo olvidemos nosotros. El inverosímil verano de 1936 en Cataluña"

Reproducimos la entrevista aparecida en el periódico Diagonal (en su edición digital) coincidiendo con la presentación del libro en Madrid el pasado 11 de enero

 
La sociedad civil ha conseguido recuperar acontecimientos y canalladas que se habían escamoteado durante esta farsa que llaman Transición
Miquel Izard ha dedicado gran parte de su vida de investigación a la historia de América y las políticas colonialista al otro lado del Atlántico, prestando mayor atención a los ámbitos de cimarrones. Díscipulo de los maestros Pierre Vilar y Jordi Nadal, Izard ha trabajado en la Universidad de Barcelona como experto americanista. Con su Que lo sepan ellos y no lo olvidemos nosotros. El inverosímil verano del 36 en Cataluña, nos acerca a la experiencia revolucionaria de los trabajadores en Cataluña tras el golpe de Estado contra la República en julio de 1936. El autor, que presenta su libro en Madrid (Librería LaMalatesta, el viernes 11 de enero a las 19:30), concede una entrevista para Diagonal.
¿Por qué un libro sobre la experiencia revolucionaria en Cataluña ahora?
En este momento de crisis total (económica, social, política o cultural) del sistema parlamentario liberal, quizás es aconsejable, necesario y prudente revisar el pasado para averiguar dónde erramos la ruta y que experiencias –antagónicas y estimulantes- pueden sernos útiles para enderezar tanto entuerto. 
¿Cómo y cuando surgió la idea de un libro así?
Por una parte, la jubilación me dejó sin los apoyos materiales para seguir viajando a América nuestros veranos y continuar las pesquisas que inicié tras mi exilio en Venezuela sobre sociedades cimarronas; por otra muchas horas reflexionando durante una larga hospitalización, imaginando qué haría en el futuro, me sugirieron leer sobre la vida cotidiana de la gente común, en el verano de 1936, cuando los dirigentes hacían la revolución y la guerra. En alguna autobiografía detecté que durante unas semanas en Cataluña se ensayaron cambios desconcertantes e imaginativos, en producción, cultura, pedagogía, usos y costumbres o ética.    
¿Qué consideras que pudo llevar al proletariado español a realizar unas de las revoluciones más profundas de la historia de la humanidad?
Pienso que llevaban décadas discutiendo, leyendo, escuchando o proponiendo una forma totalmente diferente de organizar una sociedad que consideraban represiva, desigual y despótica. En su búsqueda de alternativas se interesaron, vía Reclus, por ejemplo, por las naciones autosuficientes americanas, que los castellanos adjetivaron, de forma incomparable, como gentes “sin Dios, rey, ni ley”.
¿Cuál fue el resultado general de la experiencia colectivista en Cataluña?
Prácticamente todos los que han tratado el tema coinciden en que a nivel de producción, servicios o intercambios fueron exitosas y funcionaron mucho mejor que en la etapa anterior. Hubo incluso avances sorprendentes en comunicaciones, sanidad, ecología o educación.
Siempre se ha achacado al anarquismo la responsabilidad, o parte de la misma, de los “abusos” que pudieron cometerse en la retaguardia republicana. Sin embargo en el libro aclaras muchos de estos temas. ¿Por qué esa especial aversión al anarquismo para responsabilizarle de todo?
Precisamente porque los beneficiarios de un sistema esperpéntico, absurdo, injusto o suicida deben borrar, anatematizar o ningunear, de forma absoluta, cualquier alternativa.
¿Qué destacas más de esa experiencia? ¿La gestión económica? ¿La educación? ¿El control social por parte de los trabajadores?
Si la nueva gestión económica generó una sociedad más equilibrada y menos alienada, la nueva pedagogía pretendía formar una humanidad distinta centrada en valores genuinos y auténticos en lo ético o estético y el control social liquidaba hambrunas, injusticias y desequilibrios, modelos obsoletos e ineficientes, egoísmos castradores o crisis funestas.
¿Qué crees que puedes aportar a la historiografía sobre la Guerra Civil con este libro? ¿Y a la enseñanza social con el recuerdo de esta experiencia?
En cuanto a lo primero, sencillamente, acercarse al pasado sin prejuicios y no buscando defender intereses espurios. En cuanto a lo segundo, porfío, capaz podemos averiguar formas menos incoherentes e irracionales de funcionamiento social.
¿Crees que el movimiento de la memoria histórica ha facilitado el conocimiento más amplio de esta experiencia?
La sociedad civil ha conseguido recuperar acontecimientos y canalladas que se habían escamoteado durante esta farsa que llaman Transición, quieren presentar como modélica y tienen la desfachatez de decir llevó a la democracia. Pero los obstáculos y resistencias del poder, la iglesia o la academia siguen siendo, de momento, infranqueables. Padecemos la tiranía del franquismo parlamentario y pueden preguntarle al juez Garzón!
¿Qué utilidad le ves en la actualidad a la revolución que realizaron los trabajadores españoles en 1936?
Aprender de una experiencia que fue exitosa y estimulante. Movimientos como el madrileño de la Puerta del Sol se preguntan si hay otro mundo posible y durante el inverosímil e inimaginable verano del 36 se imaginó cualquier mudanza, todo era cuestionable y posible, predominaron entusiasmo euforia, espontaneidad, esperanza, frente a la sociedad anterior, dominada por apatía, desaliento, engaños, pesimismo y  desequilibrio.

Julián Vadillo Muñoz

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