jueves, 18 de julio de 2013

LOS MITOS DE UN GOLPE DE ESTADO

Artículo aparecido en la edición digital del periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net/saberes/mitos-del-36.htmlcon motivo del aniversario del 18 de julio.

El 18 de julio se cumplen 77 años del golpe de Estado con la República. Y a pesar de los años que han pasado todavía es un tema que genera debate y pasiones a partes iguales. La derrota militar de la República y de los proyectos que habitaban en ella, los largos años de una dictadura impuesta y desarrollada bajo el terror y casi los mismos años de un sistema democrático fundamentado en los mismos pilares de esa dictadura han tendido a distorsionar mucho de los acontecimientos sucedidos durante la década de 1930, a fomentar lugares comunes o sencillamente a desdibujarlos en un olvido pactado, a estigmatizarlos en una guerra de “buenos y malos” o de “todos malos” (como es la moda historiográfica actual, en algunos casos).
Es por ello que aunque hayan corrido ríos de tinta sobre aquellos acontecimientos del verano de 1936 que desembocaron en una Guerra Civil hasta 1939 y en la imposición de una dictadura, aun hoy queden cosas por dilucidar. Y gran parte de esas cosas las han puesto encima de la mesa un grupo de profesores, que coordinados por el profesor Francisco Sánchez Pérez, han abordado algunos temas de enorme importancia que han servido para esclarecer cuestiones tabues aun hoy. Los mitos del 18 de julio se convierte así en una referencia para acercarnos a los orígenes de la Guerra Civil.
Algunos de esos mitos comenzaron a fraguarse en el mismo momento del golpe de Estado. Alguno de esos mitos fueron utilizados como excusa para poder perpetrar ese golpe de Estado. Y hoy todavía se utilizan como elementos históricos para poder dar lecturas del acontecimiento. Algunos de esos mitos los vamos a enumerar aquí.

1. La República no era un sistema democrático

Es quizá uno de los mitos más utilizados. Considerar que la llegada de la República fue antidemocrática, pues en 1931 ganaron los monárquicos y no los republicanos, es un argumento utilizado desde el franquismo y que la historiografía neofranquista hoy ahonda aun más. Sin embargo todas estas tendencias no tienen en cuenta el poder que el caciquismo tenía en 1931 en muchas zonas de España y por el cual el voto fue dirigido en la zonas rurales. En las áreas urbanas fueron los republicanos los que triunfaron sin ningún tipo de dudas. El origen de la República es plenamente democrático y se inscribe en la tradición democrática de la llegada a tales cotas de libertad de otros países, como por ejemplo Alemania en 1918.

2. Las izquierdas son las responsables de la Guerra Civil

Argumento utilizado desde el mismo momento del golpe de Estado. Siempre se hace mención a la revolución de octubre de 1934 como el ejemplo golpista de las izquierdas contra la propia República. Lo que hicieron los militares fue una contrarrevolución preventiva que llevaba irremediablemente a España hacia la construcción del modelo soviético. Nada más lejos de la realidad. Las izquierdas eran quienes mejor encarnaban el concepto revolucionario como superación progresiva de los problemas sociales. En ese sentido, y tal como Francisco Sánchez Pérez enmarca en capítulo introductorio, el concepto de “revolución” en la época era extensivo tanto a los republicanos liberales como a los anarquistas. Cada uno tenía su concepto revolucionario. Y de hecho la proclamación de la República es en sí un acontecimiento revolucionario. El problema es cuando se valora ese concepto con perspectiva actual. En la década de 1930 “democracia” no está reñido con revolución. Y la Revolución de octubre de 1934 forma parte de ese proceso de profundización democrática (cada uno con su perspectiva) frente a elementos reaccionarios de la sociedad que no querían para nada la democracia. La responsabilidad de la Guerra Civil recae exclusivamente en aquellos que perpetran el golpe de Estado contra la República. Esos conceptos de revolución y las perspectiva de la izquierda son perfectamente tratado en el libro por el profesor Julio Aróstegui (in memoriam)

3. España iba a caer en la órbita de la URSS. El comunismo iba a dominar España

El miedo al comunismo fue y es otro de los argumentos favoritos para justificar la Guerra y el franquismo. Como se dice en el libro es algo estratégico, incluso hoy. Abocar al peligro socialista sería ridículo. Y lo mismo decir hacía el anarquismo. Lo mejor era introducir en un mismo saco todo y decir que existía un peligro comunista. Pero ni el PCE era un partido poderoso cuando estalla la Guerra Civil (va creciendo en influencia, como demuestra el profesor Fernando Hernández Sánchez) no había ningún contacto entre la República española, sus políticos y la URSS. Incluso haciendo un análisis de la fuerza de la izquierda del momento en España no era en ningún caso prosoviética. La mayoría del movimiento obrero se enmarcaba en el socialismo y el anarquismo que no tenían, ni mucho menos, simpatías por la URSS. No, la República no estaba vendida a la URSS. Muy por el contrario son los defensores de la unidad de la nación los que había llegado a pactos y acuerdos con la Italia fascista. Gracias a las investigaciones del profesor Ángel Viñas se ha podido demostrar que existían acuerdos entre los monárquicos y los fascistas italianos desde el 1 de julio de 1936 para la compra de material bélico. Una importante cantidad de armamento que no solo estaba destinada a un golpe de Estado sino a soportar una guerra. No es nada nuevo la fascinación que un personaje como Gil Robles le causó la Alemania nazi. Ni las simpatías que el lider de los monárquicos, José Calvo Sotelo, tenía por la Italia fascista. Curiosamente los acuerdos de su grupo monárquico con el fascismo y sus discursos profascistas en el Congreso coinciden en fechas. Esto anula la idea de que el asesinato de Calvo Sotelo desencadenó la Guerra, ya que se tenían acuerdos previos para desencadenar esa guerra. Por no hablar que al mismo tiempo que se asesinaba a Calvo Sotelo se cometió el crimen contra el teniente Castillo, reconocido izquierdista.

4. Fue un golpe a la antigua usanza del pronunciamiento que degeneró en una Guerra Civil

Por las informaciones que se tienen es imposible pensar tal circunstancia. El golpe del 18 de julio no fue un pronunciamiento. Emilio Mola dejó muy claro que aquello iba a ser una guerra, larga y cruenta donde había que imponer el terror. El libro, gracias a las aportaciones de Fernando Puell, rescata esas directrices de Mola. Además ahonda en el problema militar en España. La reforma de Azaña había generado un sentimiento antiazañista y antirrepublicano en muchos sectores del Ejército que hicieron que estos se rebelasen contra la República para defender sus privilegios.

5. La derecha no fue tolerada en la República

Exceptuando alguna excepción, la derecha española nunca ha tenido una tradición y raíz democrática. Su origen ha venido siempre de la reacción al progreso y a la revolución, a la profundización democrática y al avance. La derecha que se presentó en la República, excepto en casos como el de Alcalá Zamora, Luis Lucía o de Giménez Fernández, como enemiga de la misma y con el objetivo de destruirla. Cada uno lo hizo desde su posición. Unos desde el llamado “accidentalismo” (como la CEDA de Gil Robles), otros desde la violencia verbal y física (los monárquicos de Calvo Sotelo) y otros desde el propio terrorismo (Falange). Estos grupos nunca estuvieron integrados en las instituciones republicanas. Muy por el contrario lucharon por la consecución de sus objetivos políticos corporativos. El profesor Eduardo González Calleja nos muestra a la perfección esta evolución de la derecha española.

6. La violencia como elemento fundamental de la República

Es el gran mito fomentado por el franquismo tal como demuestra el profesor José Luis Ledesma. Y es un tema continuado tanto por los divulgadores del neofranquismo histórico como por una parte del mundo académico. Sin embargo España no tiene más violencia que cualquier país del entorno con democracias más asentadas (solo hay que recordar las huelgas que se desarrollaron en Reino Unido o en Francia). La República tuvo violencia. Pero hay que distinguir aquella que venía por los propios problemas estructurales de la misma (casos de Arnedo, Castilblanco, Alto Llobregat o Casas Viejas) que se fueron aminorando con el tiempo, a la violencia para la propia desestabilización de la República, como es la variable que los grupos callejeros de extrema derecha introducen. Pero en ningún momento la República tiene un plan trazado de exterminio del enemigo (como así harán constar los franquistas), ni siquiera contra la Iglesia, que los sublevados toman como bandera mucho más tarde que el propio 18 de julio, tal como Hilari Raguer demuestra.

Estos y otros muchos más mitos (el separatismo, las tramas civiles, las reformas de la primavera de 1936, etc.) son tratados en la obra Los mitos del 18 de julio, donde un elenco de buenos historiadores presentan sus trabajo. Mención especial cabe para el profesor Julio Aróstegui, fallecido en enero de este año y que no ha podido ver esta obra publicada, como tampoco su última gran obra Largo Caballero. El tesón y la quimera. Con toda probabilidad Aróstegui es uno de los mejores historiadores de este país en los últimos tiempos. Y así lo demuestra su amplia producción sobre movimiento obrero, guerra civil, conflictividad, etc. Pero no solo de eso, sino de la forma de hacer y escribir historia. Su desaparición ha dejado huérfano el panorama historiográfico español. Pero nos queda su obra y, como se puede comprobar, sigue dando sus frutos.
Estamos ante una gran obra. Con cosas discutibles pero con grandes aportaciones. Aunque inabarcable poco a poco nos vamos acercando a la realidad de lo que sucedió y pasó en la Guerra Civil española.

Julián Vadillo Muñoz

jueves, 11 de julio de 2013

Futbolistas de izquierdas

Reseña publicada en el periódico Diagonal a propósito del libro Quique Peinado. Un buen libro para leer ahora en verano

UN FÚTBOL CON COMPROMISO
Futbolistas de izquierdas de Quique Peinado (Ed. Léeme, Madrid, 2013)

Los aficionados al fútbol estamos de enhorabuena. Tenemos entre las manos un libro que, hasta el momento, es único. Varios son los libros que se han escrito sobre fútbol. Algunos equipos han sacado la historia del club. Hay quien ha escrito sobre la vida de algún futbolista. Pero son obras que se quedan en lo meramente deportivo. Que está bien. Pero muchas veces hasta no es real lo que dicen. Sin embargo Quique Peinado ha hecho algo distinto. Ha rescatado historias. Historias de futbolistas. Historia de personajes que tenían (y tienen) un compromiso social. Una cosa poco habitual para un mundo como el del fútbol donde los contratos millonarios y la pasividad de sus integrantes es lo que proliferan.
En este libro no vamos a encontrar las grandes historias de la relación entre el movimiento obrero socialista y el fútbol. No es la historia del origen del Hadjuk Split croata (llamado Anarkho en sus inicios), ni la del Basáñez uruguayo fundado por los anarquistas, ni la del origen del equipo Argentinos Juniors conocidos como Mártires del Primero de Mayo, ni de la afición obrera del Atlético de Madrid durante la República o de como el Rayo jugó la Liga Obrera de Madrid.
El libro de Quique Peinado nos cuenta historia de futbolistas. La de un desconocido Agustín Gómez Pagola, comunista que jugó en el Atlético de Madrid en la década de 1960. La del turco Mert Kurt que conoció de cerca el ideario de Marx. La de los jugadores del Racing de Santander, Sergio Manzanera y Aitor Aguirre, que protestaron por las últimas ejecuciones del franquismo aquel 27 de septiembre de 1975. La de las honrosas excepciones que protestaron por la dictadura argentina mientras se celebraba el Mundial y a pocos metros estaban torturando a gente. Incluso alguno de ellos futbolistas que nos reseñan en el libro. Ángel Cappa, Carlos Humberto Caszely, el genial Sócrates y la Democracia Corintiana, la genial historia de Volker Ippig portero del Saint Pauli, la más conocida historia pero no menos sorprendente del magnífico Cristiano Lucarelli y el Livorno, diversas historias de futbolistas vascos vinculados a la izquierda azbertzale, etc.
Muchas historias dignas de tener en cuenta. Muchas historia desconocidas del fútbol. Un libro recomendable para todos. Para los que no son aficionados al fútbol para que vean que existe otra manera de vivir ese deporte. Para los que nos gusta, lo disfrutamos y lo jugamos para comprobar que con muchos futbolistas tenemos más en común que darle patadas a un balón.
Un gran libro del periodista Quique Peinado, donde demuestra su amor por este deporte, acompañado de un prólogo de El Gran Wyoming y un epílogo de Alberto Garzón.

Julián Vadillo 

domingo, 7 de julio de 2013

1975. Una novela sobre el FRAP

Reseña publicada en la edición digital del periódico Diagonal de la novela de Tomás Pellicer 1975

A pesar de los años de dictadura y de otros tanto de olvido intencionado por las instituciones democráticas, la oposición a la propia dictadura franquista partió desde el mismo día en que las tropas rebeldes tomaron los resortes del poder. En algunos lugares desde el mismo 1936 y en otros a partir de 1939. El exterminio que el franquismo ejerció contra sus oponentes no fue óbice para que estos no se rebelaran contra la imposición del fascismo. Anarquistas, comunistas, socialistas y republicanos se lazaron a la oposición al franquismo desde distintos frentes: guerrillas, presión internacional, huelgas, etc. Aun así el franquismo consiguió parte de sus objetivos y debilitó a la oposición antifranquista, llegando en algunos casos y lugares a exterminarla por completo. Un régimen de terror que aun hoy no está denunciado a nivel internacional como crimen contra la humanidad.
Pero a partir de la década 1960, junto a esa oposición del movimiento obrero y político clásico al franquismo, van surgiendo nuevos grupos impulsados por gente del interior del país que estaban descontentos con la dictadura. Algunos de esos movimientos optaron por el campo sindical. Otros por el ámbito cultural. Y hay otros que decidieron una oposición frontal al franquismo con la lucha armada. Uno de esos grupos fue el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico). El FRAP era el brazo armado del Partido Comunista de España-Marxista Leninista (PCE-ML), una de la muchas escisiones que el movimiento comunista tuvo durante la dictadura. Su número nunca fue significativo pero sus acciones sí.
Tomás Pellicer, antiguo integrante del FRAP, nos relata en 1975 la historia del Lina, una estudiante en Valencia que se vincula al FRAP a través de la FUDE, la organización de estudiantes del FRAP. Lina conoce a otros combatientes antifranquistas y todos conforman una célula armada contra el franquismo. Sus actividades, la clandestinidad, los pases a Francia, el amor con otros militantes, las discusiones con otras tendencias, la persecución policial y la noche del 26-27 de septiembre de 1975 (últimos fusilamientos del franquismo contra tres militantes del FRAP y dos de ETA) son algunos temas que se trata en la novela. Con un lenguaje fácil y una estructura de novela muy sencilla, nos plantamos en unos años de lucha en la ciudad de Valencia trascendentales en la oposición al franquismo. Y esto es lo verdaderamente importante de esta obra: el rescatar una época.
Pellicer lo ha querido recuperar a través de sus experiencias personales llevadas a la novela, tal como hizo con su anterior FRAP. Grupo armado. No se trata tanto de valorar estas opciones, ejercicio que tiene que estar alejado de la función del historiador. Pero estos grupos de oposición han sido prácticamente olvidados por una historia canónica que ha marcado la pauta de como escribir la propia historia de la Transición política. El PCE-ML y el FRAP eran organizaciones vanguardistas y partidarias del régimen de la Albania socialista. Las emisiones desde Radio Tirana son parte fundamental también para recuperar su historia. Pero lejos de cualquier valoración ideológica, lo cierto es que muchos de sus militantes se dejaron la vida en la lucha contra el franquismo y otros muchos sufrieron las torturas de la policía y la persecución política.
Rescatar su historia, todas las historias del antifranquismo, es una tarea que se tiene por delante.

 Julián Vadillo

lunes, 1 de julio de 2013

Entrevista sobre Mauro Bajatierra

Un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona me hicieron hace poco una entrevista para un trabajo de una asignatura suya de periodismo. Hicieron un trabajo sobre Mauro Bajatierra, y me entrevistaron alrededor de la biografía que publiqué del personaje en el año 2011. Aquí reproduzco íntegra la entrevista que presentaron como trabajo de la asignatura.


Entrevista a Julián Vadillo Muñoz, autor de Mauro Bajatierra. Anarquista y Periodista de Acción.

  1. ¿Por qué escogió a un anarquista como Mauro Bajatierra para reconstruir su vida y hacer una biografía?

Una de las cuestiones de mi investigación es el anarquismo madrileño. El anarquismo en Madrid ha tenido mala suerte a la hora de la investigación. Madrid siempre fue un bastión fuerte de los socialistas, por lo que los estudios del PSOE y de la UGT han proliferado. Y frente a otros lugares como Cataluña, Levante, Aragón o zonas de Andalucía, el anarquismo madrileño ha tenido, historiográficamente hablando, una posición de inferioridad.
Pero al adentrarte en la historia del anarquismo madrileño te das cuenta como a lo largo del tiempo fue creciendo en influencia hasta convertirse en uno de los movimientos políticos y sindicales más importantes de Madrid ya con la Segunda República.
Una de las razones fundamentales para el arraigo del anarquismo madrileño es la actividad de muchos de sus personajes. Y entre ellos estaba Mauro Bajatierra. A Bajatierra se le conocía por su participación como cronista en la guerra en la páginas del CNT. También, aunque en menor medida, por las colaboraciones que tuvo con La Tierra o el propio CNT durante el periodo republicano. Pero la trascendencia de Bajatierra va mucho más allá. Es organizador de grupos sindicales y anarquistas desde el final de la década de 1900. Es uno de los impulsores del Ateneo Sindicalista de Madrid, embrión de la CNT. Militante de primera hora de las sociedades obreras de panaderos de Madrid, adscritas a la UGT. Esto confirmaba una teoría que venía desarrollando desde hacía un tiempo. Lo primero que la conciencia obrera llevaba a los trabajadores a estar sindicados. Y lo segundo que la frontera entre sociedades obreras de la UGT y la CNT era muy difusa y muchas anarquistas, por conciencia obrera, se afilaban a las sociedades de su ramo. Bajatierra es uno de ellos, y a la asamblea de la sociedad obrera del pan candeal llevaba las ideas anarquistas, así como a los congresos de la UGT, donde debatía con los líderes del socialismo las estrategias obreras. Bajatierra fundó también el grupo “Los Iguales” en Madrid en 1916, embrión de la Federación Anarquista Ibérica que nacería años después. Participó de muchos periódicos con su pluma, fue encarcelado por sus ideas y por sus escritos, vivió el exilio y la lucha contra la dictadura, tuvo amigos en todas partes, etc. Y era, sobre todo, un anarquista pragmático, que es el reflejo del movimiento libertario español.
Evidentemente la figura de Bajatierra se convertía en fundamental en la historia del anarquismo madrileño y del propio anarquismo español. Y al mismo tiempo era completamente desconocida. Fue lo que me motivó investigar esta figura.

  1. ¿Cuál fue el primer paso que dio en la investigación?

La primera vez que me encontré con Bajatierra fue repasando los periódicos CNT durante la Guerra para documentarme en mi tesis doctoral que versa sobre el movimiento obrero en Alcalá de Henares. Leí alguna de sus crónicas y me parecieron muy interesante a la par que bien escritas y con sentido del humor. En ese momento no dí más importancia al personaje, que siguió apareciendo en algunas obras clásicas siempre como cronista de guerra.
Pero cuando fui al Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca a completar la documentación de la tesis me encontré con el expediente de depuración masónica de Bajatierra. Aquel cronista de guerra fue masón. Perteneció a la misma logia que el republicano Eduardo Barriobero. Seguía la línea de la primera y la segunda generación de anarquistas españoles, que se adscribían a la masonería como componente de lucha para la laicización de la sociedad (masones fueron también Anselmo Lorenzo, Francisco Ferrer Guardia, José Llunas Pujals, etc.).
Este aspecto me empezó a llamar más la atención, pues su adscripción a la masonería era de 1917, mucho tiempo antes de la Guerra Civil. Fotocopié el expediente y lo guarde para una posible futura investigación.
Unos meses después los compañeros de LaMalatesta editorial hablaron conmigo de la posibilidad de reeditar el libro “Crónicas de Guerra” de Mauro Bajatierra. Una recopilación de artículos que se editó en 1937 y que estaba olvida completamente. La editorial me propuso hacer una pequeña presentación-prólogo de la obra. En ese momento me acordé del expediente y les dije que haría el trabajo, pero que me dejaran unas semanas para corroborar algunas cosas del personaje. Cuando empecé a comprobar la transcendencia real del personaje y su calado histórico, lo que propuso a la editorial fue hacer una biografía, que podía ser más interesante que la reedición de las crónicas de 1937.
Así comenzó la investigación de Mauro Bajatierra.


  1. ¿Nos podría exponer brevemente qué fuentes documentales y personales utilizó?
Las fuentes documentales para realizar la biografía ha sido diversas. La vida de Mauro Bajatierra estaba dispersa por varios archivos españoles y europeos. El primer sitio donde acudí fue a la Fundación Anselmo Lorenzo, archivo histórico de la CNT. Allí localicé la colección del periódico La Tierra, del periódico CNT y de otros muchos medios libertarios donde Bajatierra escribió. También allí había un ejemplar de las crónicas editadas en 1937, así como ejemplares de algunas de sus novelas, pues Bajatierra junto con su militancia anarquista, su trabajo de panadero y de periodista, era también literato y dramaturgo. En la FAL también pudimos consultar el archivo histórico de la FAI, que el Comité Peninsular de esta organización muy amablemente me dejó acceder.
Si bien había mucha documentación en la Fundación, no era suficiente para reconstruir su vida. Fui también a la Fundación Pablo Iglesias, archivo histórico del PSOE. Bajatierra estuvo siempre en la UGT y era fácil que hubiese dejado rastro en los medios socialistas. Allí localicé actas y artículos escritos en esos medios por Mauro.
Acudí también a la Biblioteca Nacional, ha repasar prensa, tanto de artículos escritos por él como que hablaban sobre él y sus actividades. También todas sus obras literarias, teatrales, cuentos y de otra índole (tiene incluso un cancionero anarquista). En el Archivo Histórico Nacional recuperé los juicios que se le hicieron por delitos de prensa y escritura. En el Archivo General de la Administración existía toda la documentación del juicio que se efectuó contra Bajatierra por el atentado al presidente del gobierno Eduardo Dato, del que fue acusado. Aquí me ofreció una ayuda indispensable mi amigo Daniel López-Serrano, que puedo acudir al archivo a tomar algunas notas que a mi me faltaban cuando la investigación estaba casi concluida. Y volví al Centro Documental de la Memoria Histórica para recuperar toda la documentación relativa de Bajatierra tanto durante la Guerra como en la República.
Pero quedaba lo más sorprendente de esta investigación. Había un vacío de las actividades de Bajatierra durante la dictadura de Primo de Rivera. Gracias a mi amigo Miguel Sarró “Mutis” que durante esa época hacía una investigación en París para un documental, me puso sobreaviso que había en los archivos franceses documentación relativa a Mauro Bajatierra y su exilio en Francia. Allí encontré los expedientes que el Ministerio de Asuntos exteriores francés le abrió así como toda la documentación relativa efectuada por la policía francesa. Un pormenorizado informe de todos los movimientos de Bajatierra en París y Bélgica, donde sus hermanos masones también le acogieron. Y allí se veía la actividad política contra la dictadura y la monarquía.
La investigación en este sentido la completé en el Instituto de Historia Social de Ámsterdam, donde había documentación relativa a este periodo, y en el Centre Insternational de Recherches sur l´Anarchisme (CIRA), en Lausana.
Otra de las sorpresas fue las fuentes fotográficas. Habíamos recopilado muy pocas fotos de Bajatierra. Algo en la FAL, otro poco en Ámsterdam. Los familiares del personaje, con lo que tuve y tengo contacto, no tenían nada. Sin embargo, un día navegando por Internet, dimos en una página con alguien que vendía una colección completa de fotos de Bajatierra. El hallazgo lo hizo un compañero y amigo de Canarias, Alexis. Dos personas nos pusimos en contacto con el comprador y tras varias reuniones decimos comprar el fondo que depositamos en la Fundación Anselmo Lorenzo. Multitud de fotografías de Bajatierra pudieron ser recuperadas.
Posteriormente a la investigación me he vuelto a encontrar documentación de Bajatierra en el Archivo histórico de la FLA (Federación Libertaria Argentina) en Buenos Aires.
Todo un periplo para poder recomponer la vida de Bajatierra.


  1. ¿Se encontró muchos problemas para indagar en su vida?

El mayor problema fue la dispersión de las fuentes, lo que hizo difícil la recopilación del grueso documental para poder recomponer la historia del personaje.
Otro de los problemas ha sido la destrucción de documentación y obras. Sabemos de obras de Bajatierra que son ilocalizables. El paso del tiempo y el peso de la dictadura en España hicieron su trabajo.


  1. ¿Qué metodología de trabajo ha seguido para llevar a cabo la biografía? (Nos referimos a las fases de la investigación)

La metodología de trabajo ha sido la propia de la ciencia histórica. Recopilación documental, contrastación de las fuentes, entrevistas personales a personajes que pudieron conocer a Bajatierra, etc. Todos los datos que se vierten en la obra están completamente contrastado. Se han cotejado muchísimas fuentes documentales, bibliográficas, hemerográficas, etc. Se ha intentado hacer un trabajo histórico riguroso. El resultado del mismo son los demás quien lo tiene que valorar. Pero no hay que olvidar que hacer una biografía tiene un grado de complejidad que otras obras no tiene. Es reconstruir la vida de un personaje y de una época. El libro está a caballo entre la biografía y la prosopografía, es decir, incluir al personaje en su época. Si se desgaja una parte de la otra quedaría incompleto.

  1. ¿Qué le sorprendió más de Mauro Bajatierra?

Bajatierra es un personaje que no dejaba de sorprender a medida que lo estudiaba. Pero quizá lo más llamativo era lo menos conocido del personaje. El hecho que escribiera a principio de la década de 1900 en una revista chistes, que hablase esperanto (así como francés y alemán), que en algunas de las fotos aparezca con guantes de boxeo (probablemente practicó ese deporte), que fuera de los primeros españoles en ver de cerca la revolución zapatista, etc. Importante es también es como trata la guerra en sus crónicas. El humor y los motes que pone a sus enemigos. Y sobre todo la manera que tiene de morir, de ser asesinado. Esperar a los fascistas, ya sea en una silla o en la ventana de su casa, atrincherado ese 28 de marzo de 1939 denota todo un carácter.
Bajatierra no dejaba de sorprender

  1. ¿Podría caracterizar al personaje de Bajatierra?

Su humanismo. Bajatierra era anarquista y entendía el anarquismo como un modo de vida y comportamiento, no solo como una ideología. Bajatierra, al igual que Melchor Rodríguez, eran de esa clase de libertarios que creía que conversando podían llegar a convencer a cualquiera de la conveniencia de las ideas anarquistas.
Bajatierra fue anarquista toda la vida. Y entendía que llegar al anarquismo tenía varias etapas. Por ello no dudó en colaborar con otras tendencias políticas cuando la situación social era muy complicada. Durante la dictadura él participa de contactos con los republicanos. Anarquistas como Bajatierra demuestran que el movimiento libertario tuvo mucho que ver en la llegada de la República a España. Y que confian que esa República colme las aspiraciones de la clase obrera. Cuando no lo consiguen es cuando los libertarios comienzan a criticar a la República. Después llegó la guerra y la relación con la República es otra historia.


  1. ¿Cuáles cree que son los momentos más transcendentales en la vida del anarquista?

Me atrevería a destacar algunos:
El primero, desde luego, su participación como militante libertario en el desarrollo del anarquismo en Madrid. Bajatierra es fundamental para entender todo ese proceso.
El segundo es cuando intentan vincularle al asesinato de Eduardo Dato en 1921. Bajatierra no tenía nada que ver, pero su prestigio era enorme en el movimiento libertario y una forma de dar un golpe al anarquismo era acusándole. Algo que no era nuevo en al historia. En el atentado de 1906 contra Alfonso XIII se intentó vincular al mismo a Ferrer y José Nakens, un periodista anticlerical muy activo en al época. Con el atentado a José Canalejas se intentó vincular a Pablo Iglesias, primer diputado obrero. Con el de Dato en 1921 a Bajatierra. En todos los casos se demostró que nada tenían que ver. El objetivo era desprestigiar y erosionar la actividad del movimiento obrero y una de las formas era imputar a sus personajes mas representativos.
El tercer momento es su actividad conspirativa contra la dictadura de Primo de Rivera y contra la monarquía de Alfonso XIII.
La cuarta es su trascendental actividad como cronista durante la Guerra Civil. Algo que define la vida militante de Mauro Bajatierra.
Por último su asesinato y junto con él el olvido del personaje.

  1. ¿Piensa que la gente del movimiento anarquista y anarcosindicalista del momento tiene en consideración a la figura de Mauro Bajatierra?

Actualmente la figura de Mauro Bajatierra es poco conocida en general. Pero también el movimiento libertario. Bajatierra no solo fue un militante, también fue un periodista y un escritor de folletos de ideas anarquistas que valió para la formación ideológica de los militantes del momento. Contemporáneo a que Isaac Puente escribiese su Comunismo Libertario, que fue aprobado como una guía por la FAI en 1933 y por la CNT en el Congreso de Zaragoza de 1936, Mauro Bajatierra escribió Hacia una republica social, que no deja de ser un concepto de comunismo libertario. Y esta obra fue mucho más conocida en las sociedades obreras y grupos anarquistas de Madrid que la obra de Isaac Puente. Cuestiones como esta convierten a Bajatierra en una de las figuras más representativas de la historia del anarquismo español.


  1. Para concluir la entrevista, ¿Qué se siente al terminar un proyecto como este?

Se siente la satisfacción de haber rescatado del ostracismo a una figura sensacional. La dictadura franquista cubrió no solo con tierra sino con un manto de olvido a este tipo de figuras y de movimientos. La posterior Transición nada hizo por recuperar estas memorias. Rescatarlas es un compromiso que los historiadores tenemos con la sociedad.



Clara Asín Ferrer y Marçal Díez Puig, 20/05/2013