miércoles, 30 de octubre de 2013

80 años de fascismo y totalitarismo en España

Artículo de Shlomo Vlasov, extraído de la página web del periódico Diagonal

 El falangismo celebra en estos días su 80 aniversario dividido. Dividido y marginal. Entre aquellos que se hacen llamar los históricos, otros que se dicen el falangismo auténtico y verdadero o la suerte de falangistas cercanos al movimiento nazi. Todos ellos defensores de un exacerbado nacionalismo, de unas estructuras políticas totalitarias y defensores de un pasado ominoso repleto de crímenes contra quienes no pensaban y piensan como ellos.

El 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia de Madrid, tras un acto organizado por personajes como José Antonio Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda o Alfonso García Valdecasas, nacía la organización Falange Española. Defensora del llamado “nacionalsindicalismo” la Falange seguía los criterios del fascismo europeo en su formación. Organización populista, intento de enraización en la clase obrera, intento de captación de los integrantes de los movimientos obreros. No podemos olvidar que el fascismo italiano surgió tras la Primera Guerra Mundial como una suerte de unión de un exacerbado nacionalismo junto a la implicación de varios ex del movimiento obrero, empezando por su líder Benito Mussolini. En Alemania el Partido Nazi no se denominaba nacionalsocialista de forma baladí, teniendo en cuenta que era precisamente el movimiento obrero socialista el mayoritario entre los trabajadores alemanes.

Demagogia y captación

La organización de grupos de carácter fascista en España no era nueva ni Falange fue algo novedoso. Los comportamiento de los Sindicatos Libres y de la patronal durante los años que mediaron entre el final de la Primera Guerra Mundial y la dictadura de Primo de Rivera, anticipaban los tiempos. La patronal no paraba de pedir mano dura contra el movimiento obrero y ante la situación internacional generada tras la Revolución rusa, veían en el ejemplo italiano una posible salida.
El golpe de Estado de Miguel Ángel Primo de Rivera, con la venía y participación del rey Alfonso XIII, seguía casi literalmente el ejemplo italiano. Una monarquía en descomposición que apoya un golpe de fuerza por parte de militares y grupos armados para “reconducir” la situación nacional. El objetivo: reprimir la luchas obreras, ya sea por la captación o por la represión.
Aun así no se puede catalogar de fascista estos movimientos, si bien fueron claros preludios a lo que iba a suceder con posteridad. Quizá el primer intento de articulación de un movimiento de extrema derecha lo tuvo el doctor José María Albiñana con el Partido Nacionalista Español (PNE), también conocido como la Partida de la porra al tener grupos de rompe mítines contra los grupos de izquierda. Su lema fue “Religión, patria y monarquía”. Si bien tenían presente el ejemplo de Italia, Albiñana también conoció a la extrema derecha mexicana como los “cristeros”, en la estancia que pasó allí.
El primer grupo abiertamente fascista en España lo constituyó por una parte el vallisoletano Onésimo Redondo Ortega, fundador de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, y el zamorano Ramiro Ledesma Ramos a través del grupo surgido alrededor del periódico La conquista del Estado. Dicho periódico pudo ver la luz gracias a la ayuda económica que le ofreció el Banco de Vizcaya y la Italia fascista. El grupo de Ledesma Ramos llegó incluso a hacer una incursión de venta de su periódico en el congreso que la CNT realizó en el teatro del Conservatorio de Madrid en mayo de 1931, que acabó con enfrentamientos entre ambos grupos.
Tanto Ledesma Ramos como Onésimo Redondo eran seguidores de los movimientos italianos y alemán de Hitler. Por indicación de Mussolini el objetivo era hacer una incursión en el propio movimiento obrero revolucionario para provocar un vuelco de la situación, tal como sucedió en muchos casos en Italia. Incluso Mussolini veía en un sindicalista como Ángel Pestaña el mejor iniciador de ese movimiento. Pero el histórico dirigente cenetista tenía las ideas muy claras y siempre fue un antifascista convencido. La literatura posterior ha desfigurado su persona y la han situado cercana a José Antonio Primo de Rivera. Falsedad histórica que ha perdurado hasta ahora.
En vista de la sintonía entre los grupos de Onésimo Redondo y Ledesma Ramos, en octubre de 1931 en el Teatro Calderón de Valladolid se produce la unificación de ambos grupos, y surgen las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS). El primer movimiento genuinamente fascista en España y que nunca pasó de ser residual en muchos aspectos, aunque extremadamente violento en las calles.
A nivel intelectual el fascismo español siempre fue muy pobre (como en el resto de la derecha española). A excepción de personajes como Ernesto Giménez Caballero o José María Pemán, cuya producción no es para nada destacable, poco más se puede encontrar en las filas de la ultraderecha en aquellos primeros años.

La fundación de Falange

Pero el fascismo español no pasó de embrionario en aquellos primeros años de República. Si algo le caracterizó fue su retorica y práctica puramente violenta y de enfrentamiento con las organizaciones obreras y de izquierda.
Para un personaje como José Antonio Primo de Rivera el intento de articulación de un partido a gran escala era objetivo fundamental. Conocedor y seguidor del fascismo italiano, defensor a ultranza del totalitarismo e hijo de un dictador, la idea de creación de un partido fascista era fundamental para él.
Pero era consciente que ese partido tenía que tener un banderín de enganche para poder extenderse. A ese proyecto se acercaron personajes como Julio Ruiz de Alda. Considerado un héroe nacional por haber cruzado el Atlántico a bordo del Plus Ultra (junto con Ramón Franco), la presencia de Ruiz de Alda era algo exótico a dicho movimiento. Junto a ellos se situó un intelectual segundón pero que daba algo de prestigio a lo que estaban fundando, Alfonso García Valdecasas. Este había sido seguidor de Ortega y Gasset (una de las razones por la que se desfigurará también la obra de Ortega) y provenía del grupo de intelectuales que habían formado la Agrupación al Servicio de la República en 1931 y que muy pronto se separaron de ellas para caer en manos del fascismo.
Igualmente hubo personajes que con el tiempo tomarían importancia como Dionisio Ridruejo, Rafael Sánchez Mazas, etc.
Antes de la fundación de Falange y ya imbuido por el fascismo, José Antonio Primo de Rivera fundó, junto al colaborador de su padre Manuel Delgado Barreto, el periódico El Fascio. Poco después, ya con García Valdecasas y Ruiz de Alda, fundaron el Movimiento Español Sindicalista, que se denominaba como fascismo español.
Todo desembocó cuando el 29 de octubre de 1933 fundaron en el Teatro de la Comedia de Madrid Falange Española (FE)

La dialéctica de los puños y las pistolas

La unión de los componentes del fascismo junto con el tradicionalismo católico será lo que fundamentará Falange. La idea de vertebración nacional frente a los que consideraban el enemigo separatista, marxista o anarquista, marcó la propaganda marginal falangista.
Pero sobre todo dejaron muy claro cual iba a ser su componente fundamental: la violencia y el terrorismo. Ya Primo de Rivera lo marcaba así en el discurso inaugural en el Teatro de la Comedia:

Si nuestros objetivos han de lograrse en algún caso por la violencia, no nos detengamos ante la violencia. [...] Bien está la dialéctica como primer instrumento de comunicación, pero no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia y a la Patria”

A pesar de todo, los primeros tiempos, debido a la extrema debilidad, fueron de zozobra. Se disputaban el espacio con las JONS, lo que llevó a que en 1934 ambos movimientos se unificasen en la llamada Falange Española de la JONS (FE-JONS).
La simbología para Falange no fue baladí. Si se denominaron nacionalsindicalistas y adoptaron el color rojo y negro en su bandera no fue casualidad. Como se dijo más arriba el fascismo siempre miraba a los movimientos obreros de sus países para emularles y poder captar la atención. La bandera del partido nazi era roja no por casualidad. El rojo y negro de Falange lo toman del movimiento libertario (confesado por los propios falangistas). Y la denominación de sindicalitas viene porque es precisamente ese movimiento el mayoritario entre la clase obrera española. Aun con todo el fascismo español fracasó en sus propósitos y la captación que pretendieron fue escasa por no decir nula.
Aun así el fascismo español comenzó a tejer su urdimbre y a crear diversos organismos de captación entre la juventud. En noviembre de 1933 fundaron el SEU (Sindicato Español Universitario) con el objetivo de amedrantar y cortar la influencia que tanto la FUE (Federación Universitaria y Escolar) como las Juventudes Socialistas, las Juventudes Comunistas o las Juventudes Libertarias tenían entre los jóvenes españoles. La violencia fue una vez la característica de este grupo. Entre ellos destacó Matías Montero, estudiante de medicina e integrante del SEU y autor de asaltos a los locales de la FUE, que fue asesinado el 9 de febrero de 1934. Convertido en mártir por sus compañeros la reacción de los falangistas fue atroz. Numerosos enfrentamientos y reyertas con jóvenes socialistas, comunistas y libertarios en las calles. Enfrentamientos que le costó la vida a la militante de la Juventudes Socialistas Juanita Rico el 10 de junio de 1934 y al militante de las Juventudes Comunistas Joaquín de Grado el 29 de agosto de 1934.
La dialéctica de los puños y las pistolas comenzaba a tomar cuerpo. De hecho en las cartillas de afiliación de Falange aparecía una casilla donde preguntaba al militante si tenía “bicicleta”, nombre en clave para preguntar si tenían pistolas. Los grupos de pistoleros falangistas tuvieron concienzuda instrucción militar por personajes como el militar retirado Luis Arredondo o el aviador Juan Antonio Ansaldo.
Igualmente estos grupos de pistoleros falangistas se vieron reforzandos por la paulatina fascitización de otros grupos juveniles de la derecha que como las JAP, comenzaron a tener un desarrollo entre la juventud.

Participación activa en el golpe de julio de 1936

La victoria del Frente Popular en febrero de 1936 fue un duro revés para la derecha española en su más amplio espectro. Si la idea golpista sobrevolaba las mentes de todos los derechistas, con la izquierda en el gobierno la idea de un golpe de Estado la tenían tomada. Falange no fue menos en este cometido. Durante todo 1935 siguieron los episodios de enfrentamiento entre ellos y las organizaciones de izquierdas. Tiroteos que acababan con numerosos heridos en las filas de izquierda. Su fuerza electoral era escasa y el objetivo era derribar a la República, a la que consideraban infectada de marxismo y separatismo. En conexiones permanentes con Italia, Primo de Rivera aseguraba que si el gobierno lo tomaba la izquierda colaborarían con las fuerzas de seguridad y los militares para desalojarlos del poder. Esto indica la conexiones que Italia tenían tanto con los fascistas españoles como con los monárquicos, asi como la preparación y ayuda al golpe militar.
Al producirse la victoria del Frente Popular, el gobierno que se forma fue de cariz republicano, sin participación de las organizaciones obreras. A pesar de ello se conocía las intenciones de Falange que fue ilegalizada, sus locales clausurados y Primo de Rivera detenido. En los locales falangistas se incautaron gran número de armas.
Cuando el 17-18 de julio se produjo el golpe de Estado contra la República los falangistas estaban en conexión con los militares para proceder a su ayuda. En los lugares donde el golpe triunfo la política de represión y exterminio que el general Mola había marcado tuvo a los falangistas sus más entusiastas seguidores. Entrenados específicamente para ello, la Falange se ocupó de la represión en la retaguardia. Incluso algunos militares golpista, como el caso de Yagüe, eran de militancia falangista. Eso, unido a la formación militar africanista, hace de la represión uno de los episodios más terribles de la historia de España.

Las disputas con Franco

Falange, como partido fascista, se consideraba vanguardia. Y hablaban de una Revolución Nacional-Sindicalista como factor de cohesión. Algo que chocó desde los inicios con la idea de muchos militares golpistas o con la idea que sobre la guerra tenían, por ejemplo, los carlistas. Aquí se rompe otro lugar común de la historiografía que consideraba que la desunión de la parte republicana se diferenciaba de la unión de la parte rebelde. La división de tendencias en el lado rebelde fue solucionada por Franco con mano totalitaria cuartelera.
Lo que Franco realizó fue toda una maniobra para controlar a las llamadas “familias” que apoyaron el golpe de Estado (monárquicos alfonsinos, monárquicos carlistas, falangistas, cedistas, etc.). Manteniéndolos a todos bajo control sería más sencillo controlar la zona y hacerse con el poder absoluto. La manera de neutralizar las ansias de los falangistas fue unificarlos en un partido único junto con tradicionalistas (carlistas) y los cedistas. Todo ello favorecido por la desaparición física de Jose Antonio Primo de Rivera, que había sido fusilado en Alicante el 20 de noviembre de 1936, o la de otros dirigentes fascistas como Onésimo Redondo o Ramiro Ledesma Ramos. Una unificación que no contentó a muchos sectores ni de los carlistas (que consideraban a los falangistas como advenizos) ni entre los falangistas (que veían como su revolución pendiente quedaba completamente desarticulada). El Decreto de Unificación se aprobó el 19 de abril de 1937 surgiendo la Falange Española Tradicionalista de la JONS (FET-JONS). Los opositores a dicha unificación fueron perseguidos. Desde el líder de los requetés Manuel Fal Conde, que se tuvo que marchar a Portugal, hasta el falangista Manuel Hedilla que fue encarcelado. Otros como Tomás Domíguez Arévalo (Conde de Rodezno) o Raimundo Fernández Cuesta la aceptaron de buen grado.
Las querellas entre carlistas y falangistas no pararon en ese momento, llegando a trascender la propia Guerra Civil, con enfrentamiento violentos como los sucesos de Begoña (en Bilbao) el 16 de agosto de 1942, cuando un grupo de falangista atacó a unos carlistas a la salida de misa.

Fin de la guerra y apoyo a la dictadura

A pesar de las disputas la Falange es uno de los triunfadores de la Guerra Civil. Los integrantes de FET-JONS se adhieren al aparato franquista y fueron los protagonistas de crueles casos de represión. La impunidad fue lo que caracterizó a los integrantes de Falange. Además en los primeros años de franquismo se vieron reforzados por la Segunda Guerra Mundial y su apoyo tácito a las fuerzas de Eje (Hitler y Mussolini). Falange organizó a la División Azul y era partidaria de entrar en la Guerra junto a Hitler. El apoyo a las potencias fascistas fue claro y tuvo en los falangistas a sus mejores representantes. La figura del cuñado de Franco, Ramón Serrano Suñer, tomó importancia por las estrechas relaciones diplomáticas entre España y la Alemania nazi y la Italia fascista.
Pero la derrota del fascismo en Europa hace que Franco tenga que remozar un poco su imagen. Muchos dirigentes falangistas son relegados para dar una cara “más amable” de la dictadura. Aun así los falangistas siguieron manteniendo importantes cuotas poder, como el control total de los sindicatos verticales o la importancia de personajes como Raimundo Fernández Cuesta o José Luis Arrese. El falangismo siempre estuvo representado en el gobierno franquista.
Otros falangistas se sintieron traicionados al volver a fracasar su Revolución Nacional-sindicalista pendiente. Algunos siguieron con un discurso fascista puro. Otros fueron abandonando sus fracasadas posiciones y se intentaron mostrar como opositores democráticos al régimen (caso de Dionisio Ridruejo, que aun siendo un camisa vieja estuvo preso durante mucho tiempo)
FET-JONS fue una de las grandes beneficiadas de las incautaciones que se realizaron contra los organismos obreros y de izquierda tras la Guerra Civil. Muchos locales pertenecientes a los sindicatos de clase (UGT y CNT) fueron ocupados por los falangista.
La oposición antifranquistas tanto en el interior como en el exilio tuvo siempre al falangismo como su máximo enemigo.

La muerte de Franco y la impunidad de la democracia

La muerte de Franco dejó un panorama dividio en el fascismo español. Los grupos de ultraderecha proliferaron pero a excepción de Fuerza Nueva de Blas Piñar, pocos partidos lograron aglutinar una cantidad importante de gente y votos. Los grupos falangistas fueron marginales y quedaron divididos entre aquellos que habían apoyado abiertamente al franquismo y los que consideraban que tal apoyo había sido una traición a las ideas de la propia Falange.
A pesar de ello el proceso de Transición no revisó la actuación de la Falange durante la República como agente desestabilizador, ni durante la Guerra ni el franquismo donde fue autora de numerosos crímenes. Muy por el contrario sus estructuras quedaron legalizadas y la mayoría de sus componentes se pudieron presentar a las elecciones. Desde el propio presidente del gobierno Adolfo Suárez (que fue vicesecretario general del Movimiento – denominación de Falange durante el franquismo – durante la dictadura), hasta Raimundo Fernández Cuesta, que se presentó por la provincia de Guadalajara (sin resultado alguno), Carlos Arias Navarro, Manuel Fraga Iribarne, etc. No solo en las altas esferas. En los cargos de la administración muchos falangistas mantuvieron su puesto, demostrando que en España no hubo depuración de ningún tipo.
Además partidos como las Falange fueron participe de actos de violencia contra integrantes de organizaciones de izquierda y contra actos y manifestaciones.

jueves, 24 de octubre de 2013

Nuevo libro. "Abriendo brecha. La lucha de las mujeres por su emancipación. El ejemplo de Soledad Gustado

Nuevo libro de la editorial Volapük. Aquí un calendario de presentaciones confirmadas
Día 8 de noviembre. 19:30. Librería LaMalastesta (Madrid)
Día 14 de noviembre. 20:30. Librería Diógenes (Alcalá de Henares)
Día 26 de noviembre. 19:00. Biblioteca Dávalos (Guadalajara)
Día 10 de diciembre. 19:30. La Libre de Barrio (Leganés)

Día 12 de diciembre. 19:00. Local de la CNT de Albacete
Día 9 de enero. 19:00. Librería Traficantes de Sueños (Madrid)


ABRIENDO BRECHA. Los inicios de la lucha de las mujeres por su emancipación. El ejemplo de Soledad Gustavo.
Julián Vadillo Muñoz
Prólogo de Laura Vicente 
Volapük Ediciones, 2013 Guadalajara

296 páginas, 13x20 cm.
ISBN: 978 84 94085215
13 euros 

     Abriendo brecha es un acercamiento a la historia de la lucha de las mujeres por la conquista de sus derechos, inserto además, como así fue, en el movimiento obrero. Especial atención se presta a la participación de la mujer en el anarquismo, movimiento que enseguida comprendió que las reivindicaciones femeninas eran fundamentales para la consecución de la sociedad igualitaria que pretendían. Y cómo las mujeres en el anarquismo se organizaron para conseguir emanciparse de la explotación que la sociedad les imponía.
     Por último, se centra el libro en la figura de Soledad Gustavo, o Teresa Mañé, una de las pioneras en el desarrollo del feminismo desde una perspectiva obrerista. Fue maestra, impulsora de escuelas laicas y de prensa anarquista como La Revista Blanca, conferenciante activa y autora de numerosas obras de análisis libertario. En el libro se recogen los escritos más significativos de Soledad Gustavo.


     Julián Vadillo Muñoz (Madrid, 1981). Historiador especializado en movimiento obrero y libertario, afincado en Azuqueca de Henares (Guadalajara), con varias obras ya publicadas: Aproximació a Mujeres Libres;La explosión del polvorín en Alcalá de Henares, 1947; Mauro Bajatierra, anarquista y periodista de acción; El hilo rojinegro de la prensa confederal. Ochenta aniversario del periódico CNT.
     Asiduo colaborador de la prensa libertaria (BICEL, Tierra y Libertad, CNT, Diagonal), prolífico conferenciante y activo en varios proyectos de memoria histórica (Fundación Anselmo Lorenzo, Foro por la Memoria de Guadalajara) y fue miembro de la redacción de la revista Germinal. Ha participado, también, en la organización de congresos de historia o jornadas como: Mujeres libres y libertariasMujeres en la memoriaColectividades en GuadalajaraLa Escuela Moderna75 años de la FAI, etc
     La presentación de comunicaciones en congresos especializados se cuentan por decenas orientadas en la línea de sus investigaciones que se centran en la historia del movimiento obrero y libertario de la zona centro peninsular.
     En próximas fechas será publicada su tesis doctoral Historia del movimiento obrero en Alcalá de Henares, 1868-1939. 


     “Estamos ante una breve, pero interesante, obra de recopilación y divulgación a través de la cual Julián Vadillo rescata a una de las mujeres que más aportó al feminismo anarquista desde el punto de vista ideológico” (del prólogo de Laura Vicente).

domingo, 20 de octubre de 2013

Reseña del libro "Rastros de rostros en un prado rojo (y negro)" y entrevista al autor

Reseña del libro editado por Virus Rastros de rostros en un prado rojo (y negro) y entrevista a su autor Pere López. Ambas han sido publicadas en el periódico Diagonal. El libro ha sido editado por Virus en 2013.


Hay muchas maneras de contar la historia. Se puede hacer con sesudos trabajos de investigación, buceando en archivos y contrastando fuentes. Así han nacido alguna de las obras más  importantes de nuestra historia reciente. Una historia necesaria para acercarnos a la realidad del momento. Pero también nos podemos aproximar a la historia a través de las voces de aquellos que la vivieron en primera persona. No son historias excluyentes, pero la segunda tiene en muchas ocasiones un componente que no tiene la primera. Este componente es la parte emocional de los acontecimientos.
Algunos libros han marcado una época en este último sentido. Destacaría el del Ronald Fraser Recuérdalo tu y recuérdalo a los otros. Historia oral de la Guerra Civil española. Un magnífico libro de este historiador estadounidense fallecido en febrero de 2012.
Pere López Sánchez ha conseguido montar un libro de historia que está a caballo entre ambas formas, pero partiendo como base de la segunda acepción. Tomar la historia oral para recuperar una historia general sin renunciar a la parte archivística, hemerográfica y documental. Porque Rastros de rostros en un prado rojo (y negro) tiene un poco de eso. Pere López ha recuperado la historia colectiva de un barrio. El de las Casas Baratas de Can Tunis o Prat Vermell en Barcelona.
Estas casas construidas al calor de la Exposición Internacional de Barcelona en 1929 fueron protagonistas del desarrollo del movimiento obrero de la capital catalana. Sobre todo del avance de la CNT como fuerza obrera mayoritaria. A través de las voces de algunos de sus moradores se rescata como llegaron a ese barrio, como fundaron el Ateneo Cultural de Defensa Obrera, como muchos de sus habitantes eran militantes del anarcosindicalismo desde tiempo atrás. Las luchas obreras del momento, sus reivindicaciones laborales para dignificar la vida de los trabajadores, sus luchas sociales y su implicación en toda una cultura obrera y libertaria. También cual fue su respuesta ante el golpe de Estado del 18 de julio. Tampoco olvida Pere López Sánchez la represión que sufrió el barrio en la larga noche de la dictadura franquista.
Con este libro, Pere López ha puesto encima de la mesa un cuestión básica en historia. Esta la compone los individuos. Y estos asociados hacen avanzar la sociedad. Todo en un microcosmos pero con una proyección mucho más extensa que el barrio de Can Tunis.
Recomendada su lectura


Julián Vadillo Muñoz


ENTREVISTA A PERE LOPEZ SANCHEZ 
Rastros de rostros en un prado rojo (y negro) Las Casas Baratas de Can Tunis en la revolución social de los años treinta (Virus, Barcelona, 2013) 


1. ¿Cuando y como surge la idea de hacer esta obra? 

Lo del cuándo es difícil de precisar. Como idea hacía mucho tiempo que me bullía e iba buscando el tiempo que no llegaba, pues siempre por una cosa u otra encontraba excusas para aplazar el ponerme a fondoEn firme, me puse en el otoño del 2004, aunque después por esas mil circunstancias que sobrevienen también lo tuve que  aparcar de vez en cuando al volcarme en otros asuntos más apremiantes. Diría que ha ido saliendo a trancas y barrancas, y que por el camino se ha ido haciendo. Viene de lejos y lo he ido haciendo poco a poco, sin prisas. 
¿Explicar las razones del libro? Podría lanzar equis motivos, y lo resumiría en que tenía interés en conocer cómo la gente del montón es capaz de hacer una revolución social, y pensando que dicho acontecimiento no es cosa de un día, me preocupaba saber el itinerario que habían seguido para un día ponerse a por todas; es decir,  el cuento del día d y hora h  —sea la fecha que sea— no me convence, y menos los que aluden y subrayan  la manoseada  espontaneidad oportunista de los nadie que se apuntan a todas cuando toca. Escoger el sitio fue una cuestión menor, quería que fuera un territorio periférico, poblado de los que “nunca han hecho historia”. Eso sí me planteé que el lugar que escarbara no me fuera lejano. Podrían haber sido las Casas Baratas de Can Tunis, también la Torrassa,…  Aunque, como explico en el libro, al final escogí las Casas Baratas porque fueron en aquellos años el espacio de correrías de mi familia paterna.  

2. El libro está elaborado a partir de muchas entrevistas. ¿Cuales son las dificultades que has encontrado en todo el proceso? 

No sé si hago bien, pero déjame introducir una previa. No me atrevería a decir que he realizado muchas entrevistas, incluso diría que empleé casi nada la grabadora, aunque la llevara en la mochila. Prefiero contentarme con reflejar que he hablado o conversado con demasiada gente, y no en una ocasión sino bastantes veces; incluso con algunos quedábamos para almorzar o tomar algo. Me insinuaron que dejara constancia de “los informantes” pero ni podría ni he querido, que han sido cientos a los que he incordiado, desde luego. 
El proceso es el típico que explican de la bola de nieve pendiente abajo. En los archivos encontraba una serie de nombres y preguntaba por ellos, los buscaba. Tras esas charlas salían otros nombres y volvía a los archivos. Etcétera. Una ida y vuelta constante e inacabable. Las dificultades eran otras, aunque me presentara como fuera (mi familia había vivido en el barrio, les decía, eran los tal —el mote por el que allá todos se conocen todavía—, que no pretendía entrar en cotilleos, que tan solo quisiera recuperar el pasado de luchas sociales de quienes vivieron en aquellos años en el barrio…), sí que encontré renuencias, pocas o ningunas ganas de hablar en bastantes casos. La excusa, y es lógico pero tremendo que todavía sea así es que de aquellos años es preferible no hablar. Fueron muy castigados tras la derrota —y creo que aporto testimonios, documentos y datos, demasiado elocuentes—, de ellos no se han echado más que pestes: los más malos entre los malos, y luego algunas historias noveladas o no que del barrio se han escrito tampoco los dejaban nada bien e iban repletas de versiones, diría, y como mínimo, un tanto tergiversadas. Lo difícil fue eso, ganarse la confianza, intentar convencerles que no iría a contar otra vez lo de siempre para hundirlos aún más. Ellos están hartos y yo también, y en parte una de las razones del libro es romper con el estigma que les acosó y les acosa. Ellos lo resumían diciendo que en el barrio, cómo no, había de todo, como en todos los sitios, pero también que abundaba la gente trabajadora y luchadora y que por eso pringaron como pringaron, que no se merecen tantos insultos y esa mala fama que se ha difundido siempre de ellos. 

3. ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de todos los testimonios? 

No sabría qué decirte o resaltar. Me guardo un sinfín de anécdotas e impresiones, no todas, ni mucho menos, reflejadas en las muchas páginas de “Rastros de rostros”. Algunas de ellas simplemente por respeto a ellos, y de verdad que las hay de muy fuertes. No sé si la palabra sería humildad o sencillez. Más de uno se refugiaba en decir “es que lo que hicimos no tenía ningún mérito, es lo que nos tocó”. Uno de ellos, después de contarme algunas cosas, sacadas a relucir o no en el libro, me recordaba que “coincidió” con Cipriano Mera en el exilio, compartiendo trabajos con él y otros compañeros, que intercambió unas palabras  con el Quico (Sabaté) antes de que atravesara la frontera en su última entrada, todo por casualidad, pura coincidencia…  
En los mayores además habría ese pundonor de no soportar las barbaridades, las mentiras descabelladas, que les echaban encima. Ramón y Sebas, vegetarianos y naturistas, no entendían cómo los tildaban de sanguinarios. Encarna se sulfuraba solo recordar la de memeces (decía ella) que les endilgaron. Algo de ese dolor si que transmitían… Fue Tomás que me recordó aquello de que “llevábamos un mundo nuevo en nuestros corazones”  para que nos hayan maltratado de esta manera, ayer y hoy. 
Entre los hijos o nietos de los protagonistas de aquella revolución social la sorpresa ha sido que más que  quedarles lejos era que no tenían apenas noción de lo que ocurrió, de la implicación de sus familiares. En ellos, a menudo, encontré las mayores barreras; sus recuerdos eran de mucha hambre, penurias, etc. y poco más. Ahora, una vez que ha empezado a circular el libro, y han visto el deoparece que surgen otras voces, que muestran —algunos, claro— interés en reivindicar la dignidad, con orgullo, de sus progenitores… 

4. ¿Crees que el entorno del barrio de Can Tunis fue fundamental para la adquisición de la conciencia de clase por parte de estos protagonistas anónimos de la historia? 

Aunque haya abordado lo ocurrido en aquella barriada de Can Tunis, y mucho más en concreto en el barrio de las Casas Baratas del Prat Vermell, no quisiera que se interpretara como un caso aparte. Desde luego que el análisis concreto de situaciones reales lleva a destacar ciertas singularidades, pero preferiría que se entendiera que aquel proceso revolucionario se vivió con la misma intensidad entre otros espacios con parecida composición social. Entonces, los ritmos de vida hacían que los barrios, los lugares en que se habitaba, fueran espacios de socialidad, donde se afirmaba un nosotros dado al apoyo mutuo en todo lo que les concernía como comunidad. Siendo además el estar juntos en la calle, o también en los bares, uno de los canales donde aquella cultura obrera se paría y expresaba contra la explotación y opresión que padecían. Las peculiaridades, digamos, geográficas de Can Tunis —pero insisto, también en otros barrios similares—tenían su peso, desde luego. Casitas como cajas de cerillas o latas de sardinas, alejados y aislados del centro, carencia de equipamientos, etc, eran factores que ayudaban a que cuajara y reforzara aquel espíritu de comunidad de lucha. 

5. Lucha por una vivienda digna, mejores condiciones de trabajo, etc. Son reivindicaciones que hoy en día sigue con total vigencia. ¿Qué nos puede legar en la actualidad la lucha de los trabajadores en las décadas de 1920 y 1930? 

Su legado podría ser su constancia, aun con la toda la represión que les caía encima, en unas prácticas críticas llevadas a todos los terrenos, sin distinguir o poner prioridades entre las esferas laborales o de la producción y las territoriales o de la reproducción social. Benito Maldonado, por ejemplo, fue comisionado por el barrio en la larga huelga de alquileres, también fue portavoz en el largo conflicto de las extracciones de arenas, además, al mismo tiempo, fue dinamizador del cuadro escénico del Ateneo Cultural de Defensa Obrera y socio y pregonero de la OSO —la Organización Sanitaria Obrera… 
Y como Benito otros muchos, y ese ser muchos y arraigados en el barrio creo que sería otro signo destacable de sus luchas. Además añadiría que se cuidaron mucho de ensamblar la mejora material con la moral. Y moral para ellos era ser manusumisos (insumisos que diríamos después), es decir dueños de sus actos y pensamientos. De ahí que se volcaran al autoaprendizaje colectivo, que pensaran y pusieran en práctica otra idea de salud (la OSO ya disponía de una especialidad en medicina naturista y homeopatía), que en su Ateneo se prodigaran en el “teatro proletario” (la primera que representaron fue precisamente Tierra y Libertad) y en charlas que además de abordar las cuestiones más latentes (por ejemplo los negocios del agua cuando se la cortaban como represalia por su huelga de alquileres) encaraban como querían la sociedad futura.  

6. A lo largo de la obra comprobamos la importancia de la actividad de la CNT. Una CNT enraizada en la clase obrera y que servía como vehículo de mejora de la clase obrera. Esta visión real aleja las visiones de una CNT alejada de la realidad y con pretensiones oscuras. ¿Crees que lo que caracterizó al anarcosindicalismo español en aquellos años fue el pragmatismo (entendido éste como estar en la realidad de las luchas del momento)? 

Me temo que en la pregunta anterior ya he respondido en buena parte a lo que me planteas. No sé si valdría la pena matizar lo de una CNT enraizada en la clase obrera, porque me suena un poco a lo del huevo y la gallina. Como organización la CNT era la expresión de la autonomía obrera, es decir no venía o caía de afuera, surgía y se extendía desde abajo; tampoco era cosa de unos pocos buscando o pretendiendo que los más se apuntaran. No sé. 
La cuestión del pragmatismo, si se entiende en el sentido de estar en las luchas del momento en aquella barriada no cabe ninguna duda. Pero al mismo tiempo también se volcaron en las huelgas insurreccionales de entonces. Congeniaron, como pudieron, el combate por las mejoras inmediatas del día a día con sus ansias de emancipación, me parece. 

7. Recoges trazos de historias personales que hacen ver una visión de conjunto. Aquí podría entrar la disputa entre “memoria” e “historia”.  ¿Has corroborado los recuerdos que te transmitían los testimonios? 

Si por memoria entendemos los recuerdos de cada cual y por historia lo que es tarea de unos especialistas no sé si el dilema nos conduce a algún lugar. ¿Con qué material, o fuentes, narran la Historia los historiadores? ¿Y si la memoria fuera colectiva, compartida, no saldría otra historia, por más que se la deje o quiera dejar en minúscula?  
A menudo se otorga fiabilidad a papeles, tratados como documentos, que por más resguardados que estén en los archivos fueron en su día escritos por quien fuera. Un caso extremo, pero abundante, concierne a las declaraciones extraídas bajo tortura y transcritas por un funcionario. ¿Son fiables, o depende del declarante para que el historiador les de credibilidad para avalar, por ejemplo, el terror rojo de aquellos revolucionarios? Tarradellasotro ejemplo, dejó un texto (ahora ya publicado) en el que abordando los preliminares de los Hechos de Mayo del 37 —la crisis de abril que le precedió— abunda en las buenas relaciones y sintonía entre Companys, el cónsul ruso y Comorera, ¿qué credibilidad se le da? … 
En mi caso concreto, al recoger los testimonios he intentado contrastar, hasta dónde podía, sus palabras con la documentación de la que disponía. Y se aparecía más tarde alguna otra información  que distorsionaba lo que me habían expresado volvía a preguntarles. Por eso me refería a que he preferido hablar, conversar antes que entrevistar, ya que no me conformaba con lo que podían o querían recordar los “informantes”. Más de una explicación que me dieron he dejado de narrarla por faltarme elementos de corroboración. En el libro lo expreso: tan nocivo es reproducir tal cual las voces de los protagonistas como adjudicar a los papeles (de los archivos, de las hemerotecas) en tanto que tales un plus de veracidad. 

8. Perseguidos por la dictadura de Primo de Rivera, maltratados en muchos momentos por las instituciones republicanas, combatientes en la Guerra Civil como revolucionarios y perseguidos hasta el exterminio por los nazis y, sobre todo, por el franquismo. ¿Cual es el impacto de todo esto entre los protagonistas que pudiste hablar? 

Lo cierto, cosa lógica, es que no pude hablar con muchos protagonistas directos de aquellos acontecimientos revolucionarios. Si con algunos más que entonces eran críos o adolescentes, o que participaron de algún modo en la resistencia libertaria contra el franquismo. Por lo general eran del criterio de que volverían a implicarse como lo hicieron, aunque igual, y después de las experiencias horrorosas que padecieron tras la derrota, lo harían de otro modo, comentaban que aunque después han sido tratados como asesinos se comportaron de una manera demasiado ingenua, bondadosa. De hecho, remarcaban que en el barrio las purgas no llegaron a la sangre y que en cambio después la venganza fue mucho mayor, incluso con algunos que habían mostrado clemencia. De las peripecias posteriores para sobrevivir, ya en el exilio allende las fronteras o interior, torcían el morro, preferían no hablar demasiado, y algunos expresaban abiertamente que la cacareada recuperación de la memoria histórica a ellos nos les ha llegado. Manolo Fornés, detenido con 19 años en 1949, que se pasó 16 años en los presidios tras salvarse de una primera petición de pena de muerte, todavía está reivindicando junto a otros compañeros que se reconozca su lucha activa en el movimiento libertario contra el franquismo. 

9. ¿Qué queda hoy de las luchas del Prat Vermell? 

No sabría bien bien qué decirte. Con la crisis parece que se insinúa un  repunte de  la conflictividad, que ciertas luchas sociales se esparcen, qué menos, aunque con la que está cayendo… Anotaría que, debido a demasiadas transformaciones del entonces a ahora, igual se ha perdido la ligazón —trabazón que decían en aquellos tiempos— entre las luchas laborales y las territoriales; que los barrios, aunque parece que se esté dando un lento y subterráneo resurgir, ya no son los espacios de socialidad que fueron antaño. Parece que hay una excesiva fijación en la crisis de la política, siendo los políticos la diana de todas las quejas. Es difícil, desde luego, reconocerse (al menos en esta parte del mundo) como proletarios, de ahí el ciudadanos todos!, aunque caer en el ciudadanismo no parece un modo de enfrentarse a la crisis ni tampoco un trampolín para volver a pensar, y hacer posible, el sueño igualitario de aquellas gentes. 
Por otro lado, del hilo rojinegro se estira aquello que no cualquier medio sirve para llegar al fin que sea. Rebrotan la horizontalidad y la autoorganización, abundan las asambleas, el darle la espalda a la jerarquía y a la delegación va ganando terreno como práctica y no simple discurso. Se alumbran, quizás incipientes, quizás dispersas, también alternativas muy imbricadas a lo concreto. Quizás, como entonces, juntas podemos o podremos todo… No sé.