martes, 11 de marzo de 2014

MIS RECUERDOS DE AQUEL 11 DE MARZO DE 2004

Nunca había escrito sobre este hecho. Curioso. Tan solo el comunicado que desde el sindicato de la CNT de Guadalajara emitimos para condenar el atentado. Pero nunca más volví a escribir sobre el mismo.
Y lo recuerdo perfectamente. Como si fuese ayer mismo. El 10 de marzo fui a la Universidad como todos los días. Aquel día con una misión más. Un grupo de activistas sindicales estudiantiles nos íbamos a reunir después de las clases para debatir la conveniencia o no de ir a una huelga para el día siguiente. Una huelga convocada para profesores por el sindicato CSI-CSIF. Tras las clases nos reunimos. Yo me oponía a esa huelga. Convocada para profesores y por un sindicato conservador, a tres días de las elecciones generales, etc., me parecía todo una estrategia. Pero el resto de compañeras y compañeros estaban por la huelga. La idea era ir a las 8:00 de la mañana del 11 de marzo a la Renfe de la Universidad Autónoma, repartir folletos haciendo piquetes y luego ir a la manifestación convocada, si no recuerdo mal, a las 12:00. Yo dije que en vista que había una amplia mayoría que quería ir a la huelga que la secundaría. Pero no iba a participar de los piquetes ni de la manifestación.
Tras la reunión quedé con mi amigo Eduardo y con otra compañera de clase y nos fuimos a una conferencia que la Fundación Pablo Iglesias celebró en su sede de Montesquinza. Allí estuve debatiendo con el profesor Santos Juliá sobre los Hechos de Mayo de 1937, los problemas internos del PSOE o la injerencia soviéticas en los asuntos de la República.
Y tras la charla vuelta para casa. Todavía recuerdo hablando con Eduardo sobre la conferencia pasando de vuelta para Azuqueca y Guadalajara por las estaciones de Atocha, El Pozo o Santa Eugenia. Quien nos iba a decir que tan solo unas horas después iba a ser escenario del horror.
Al día siguiente me levanté pronto porque mi madre me dijo que había habido unas explosiones en Atocha. Ante la falta de información en la televisión a eso de las 8:00 puse la cadena SER. Primero hablaron de atentado sin víctimas. Luego que habían habido varias explosiones en distintas estaciones. La cosa iba cambiando.
El gobierno no dudó en apuntar a la autoría de ETA. Y quizá a primera hora de la mañana nadie pensaba otra cosa. Pero comenzaron a aparecer imágenes de Atocha, de El Pozo, de Santa Eugenia. Demasiado destrozo. Demasiadas vidas sesgadas. No puede ser un autosuicidio de ETA· Los medios internacionales comienzan a apuntar a la vía yihadista. Genial. Gracias PP. Por tu política exterior en Irak, esa a la que tanto nos opusimos los españoles, por la foto de las Azores, estabamos sufriendo la Guerra Santa en casa. Aun así todavía era todo confuso, pero teniendo en cuenta que unos meses antes habían reventado la Casa de España en Casablanca era una opción que tomó fuerza.
A las 11:00 de la mañana acudí a la manifestación de repulsa por el atentado que se convocó en la puerta del Ayuntamiento de Azuqueca. Previamente había redactado el comunicado de condena del atentado para la CNT de Guadalajara. En medio de todo eso muchos amigos y amigas llamaban a mi móvil para ver si había cogido uno de los trenes. Porque mi tren era todas las mañanas el que explotó en El Pozo. Yo estaba también intranquilo. No sabía si en alguno de esos trenes iban amigos míos. Mi padre trabajaba entonces en Torrejón de Ardoz, así que era muy improbable que estuviese allí. Pero siempre caía la duda. Mucha intranquila y agobio. Yo podía haber estado allí. Haber sido una de las víctimas. Me acordaba de la huelga, de la reunión del día anterior, de los piquetes informativos. Y de que gente me estaba buscando en hospitales. Una horas intensas.
Tras la concentración de condena estuve hablando un rato con amigos de IU de Azuqueca. Me invitaron a ir a un programa de radio para poder hablar sobre lo sucedido. Allí leí el comunicado de mi sindicato. Ya comenzaba, también, a hablar con amigos y compañeros.
Pasé una tarde realmente aterrorizado. Se iba confirmando la pista yihadista. Y el Gobierno seguía mintiendo. Convocaron una manifestación para el día siguiente con un lema defiendo la constitución. Yo pensaba ¿con quienes quieren marcar distancia? ¿A que jugaba el gobierno Aznar?. Me pase toda la tarde y noche escuchando noticias y recopilando información. Al día siguiente acudí a la multitudinaria manifestación de repulsa que se convocó en Guadalajara. Allí fui con mi cartelito de No a la Guerra. Porque el pueblo español se había opuesto a la Guerra de Irak, el gobierno no escuchó al pueblo y ahora era el pueblo el que sufría las consecuencias de la política nefasta del PP. Y lo peor es que el PP no lo reconocía (y lo sigue sin reconocer)
Tuve varias conversaciones con compañeros y amigos. Al día siguiente se comenzó a mover las concentraciones delante de las sedes del PP. Porque ya había más que indicios, había detenciones y el gobierno insistía en ETA. Fui a la sede del PP de Azuqueca pero allí no se concentró nadie. Todo el mundo fue a la de Guadalajara o a la Madrid. Imposible desplazarme. El servicio de tren estaba suspendido. Y por entonces no tenía coche. Decidí seguir los acontecimientos desde casa. Allí comprobé como TVE 1 puso un documental sobre víctimas de ETA. De verdad que era realmente alucinante.
Al día siguiente, domingo 14 de marzo, fueron las elecciones. El PSOE de Rodríguez Zapatero se alzó con el triunfo. Luego nos enteramos como el PP tuvo algún intento de frenar las elecciones. Quizá un estado de excepción. Todos rumores. Pero hubiese sido paradójico que aquellos que nos opusimos a la Guerra de Irak, que hubiésemos podido morir en los atentando del 11-M, hubiésemos sido detenidos, arrestados o vigilados por una suspensión de las garantías constitucionales. Muy en la línea de la derecha de toda la vida de este país.
Hoy se cumplen 10 años de todo aquello. Dos lustros. 192 muertos, miles de heridos. Algunos conocidos. Otros nos libramos por poco. Lo que vino después fue lamentable. Intoxicación por algunos medios de comunicación que entendieron la “información” como carroña. Una campaña repugnante de manipulación, de falta de respeto a las víctimas, de intoxicación y de conspiranoia que en cualquier país normal les podría haber costado su propia salida. Pero no. Aquí todo vale. Los miserables pueden decir lo que quieran.
Desde aquel día cada vez que el cogido el tren no ha sido igual. Cuando el lunes 15 cogí el tren para ir a la Universidad no podía hacer otras cosa que pensar y temer. Estuve muchos meses sin pasar por Atocha. Me cogía el tren Civis directo que solo paraba en Azuqueca, Alcalá, Torrejón y Chamartín. No quería pasar por el epicentro. No quería mirar ese monstruo que estuvo mucho tiempo en El Pozo. Me venía a la cabeza las imágenes de los trenes explosionados, los heridos y las víctimas. La imágenes de IFEMA. El terror, el horror y la barbarie del terrorismo. Esa que muchas veces veíamos en la tele en otros países y nos parecía todo tan lejano, ocurrió a pocos kilómetros de nuestra casa.

  A las víctimas nunca las olvidaremos. Ellas fueron las grandes derrotadas de todo esto. El pueblo español fuimos los grandes damnificados. Hoy va por todos ellos. Parafraseando a Julia Conesa, una de las 13 rosas asesinada por el franquismo en agosto de 1939, que sus nombres no se borren de la historia. Y para los miserables que realizaron el atentado, para quienes les ayudaron, para los carroñeros, para los mentirosos y manipuladores todo nuestro desprecio.

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