lunes, 24 de octubre de 2016

¡VIVA LA ESCUELA MODERNA!

Artículo publicado en la edición digital del periódico Diagonal

El 13 de octubre de 1909 era fusilado en los fosos del castillo de Montjuich el pedagogo libertario Francisco Ferrer Guardia. Había sido acusado, juzgado y condenado por haber sido instigador de los sucesos ocurridos en Barcelona entre el 26 de julio y el 2 de agosto de ese mismo, en lo que se conoció como la Semana Trágica de Barcelona. No era la primera vez que Ferrer se enfrentaba a un tribunal acusado de algo que no había cometido. La diferencia con las anteriores ocasiones fue que en octubre de 1909 el objetivo se cumplió: fusilar a Ferrer.
            ¿Pero quién era ese Ferrer Guardia que tanto odiaban algunos sectores de la sociedad española? ¿Qué había hecho Ferrer para que su destino fuese los fosos del temido castillo de Montjuich?

Un pedagogo al servicio del pueblo

            Francisco Ferrer Guardia había nacido en el pueblo de Alella el 14 de enero de 1859. Miembro de una familia de campesinos acomodados y católicos, Ferrer no tuvo toda la formación que hubiese querido. Además, imbuido de ideas de unos de sus maestros, poco a poco fue adquiriendo una conciencia republicana y anticlerical.
            Se traslado siendo adolescente a Barcelona donde comenzó a trabajar. Allí Ferrer fue acercándose al pensamiento republicano de Manuel Ruiz Zorrilla, partidario de una estrategia insurreccional que tumbase el trono a Alfonso XII y sus sucesores. Fueron las razones por las que Ferrer Guardia apoyó en 1884 el levantamiento republicano de Santa Coloma del Farnés, así como la intentona del general Villacampa.
            Aunque muy próximo a Ruiz Zorrilla, Ferrer fue interesándose cada vez más por las corrientes de renovación pedagógica de la época y por el librepensamiento, lo que le hizo entrar en contacto con el anarquismo. El movimiento libertario era un hervidero de renovación en el ámbito educativo. Muchos de sus integrantes se preocuparon desde muy pronto por la educación e instrucción de los hijos de la clase obrera. En distintos centros de cultura libertaria, se fueron inaugurando escuelas y clases de alfabetización con la idea de contraponer la educación y cultura burguesa una educación basada en los principios básicos del anarquismo. No sin polémica ni debates internos, los anarquistas fueron inaugurando iniciativas, llegando incluso a fundar escuelas laicas o estar en la órbita de iniciativas laicistas donde también participaban republicanos avanzados. Ferrer se vio envuelto en ese proceso.
            Debido a sus problemas de pareja, en los que su primera casi acaba con la vida de Ferrer, termina con la separación de ambos y la marcha de él a Europa. En Francia, Ferrer  conoce de primera mano las corrientes pedagógicas de renovación, los jardines de infancia, etc. Pero sobre todo le influencia el método pedagógico de Paul Robin ha desarrollado en el Orfelinato de Cempuis o las corrientes pedagógicas que Charles Malato o Jean Grave defienden en sus obras. Estas iniciativas comienzan a hacer pensar a Ferrer en fundar una escuela en cuanto vuelva a España.
            Gracias a una herencia recibida, Ferrer regresa a España y en agosto de 1901 fundó la Escuela Moderna en Barcelona, con domicilio en la calle Bailén de la ciudad. Un proyecto basado en la pedagogía racional y libertaria que no dejó indiferente a nadie.

La pedagogía de la Escuela Moderna

            A través de la Escuela Moderna, Ferrer intentó desarrollar un modelo de pedagogía basado en la coeducación de sexos, la enseñanza al aire libre, el profesor como instructor pero nunca como portador de la verdad absoluta, tener a la ciencia como eje básico de la enseñanza y sacar la religión de todo el ámbito educativo. La tarea de los integrantes de la Escuela Moderna fue mostrar a través de los principios racionales las desigualdades sociales e instruir a los niños y niñas en valores de libertad, igualdad y fraternidad. Una educación que defendía al movimiento obrero y de la que el movimiento obrero se valía de ella.
            La Escuela Moderna tuvo instalaciones adaptadas a su método pedagógico y fundó una editorial en la que publicó los textos más avanzados de la época. Alrededor del proyecto de Ferrer se unieron otros libertarios, librepensadores y republicanos de época. Anselmo Lorenzo, uno de los fundadores de la Primera Internacional en España y firme partidario de la educación racionalista, fue uno de sus más firmes defensores. Pero también otras personalidades de la época como Odón de Buen, uno de los mejores naturalistas del momento, o el apoyo de personalidades como Santiago Ramón y Cajal, Luis Bulfi, Andrés Martínez Vargas, etc. La Escuela Moderna era la plasmación de una trayectoria de pedagogía impulsada por el anarquismo español que partía desde los orígenes de la Primera Internacional y que tuvo otros representantes de interés como José Sánchez Rosa.
            Era de suponer que esta iniciativa, tan alejada de los cánones pedagógicos de una Iglesia católica que controlaba la educación en todos sus niveles, no iba a ser bien recibido. Desde el primer momento, la Escuela Moderna de Ferrer como muchos otros proyectos pedagógicos de la época basados en el laicismo, sufrieron duros ataques por parte de la Iglesia. En numerosas ocasiones la Escuela Moderna se vio clausurada por orden gubernativa. Pero siempre acababa reiniciando sus clases.
            El punto de no retorno para el proyecto se produjo en mayo de 1906. El último día de ese mes, el anarquista Mateo Morral lanzó un ramo de flores con una bomba camuflada contra el cortejo nupcial de Alfonso XIII en la calle Mayor de Madrid. La bomba causó 23 víctimas, y pocos días después aparecía muerto Mateo Morral. La versión oficial decía que se había suicidado pero recientes investigaciones aseguran que fue asesinado.
            Sea como fuere, Mateo Morral había trabajado como bibliotecario en la Escuela Moderna de Ferrer. Hecho que resultó determinante para la detención de Ferrer y la clausura de la Escuela Moderna. Por dicho atentado también fue detenido el periodista José Nakens, fundador de El Motín y que se le acusó de dar cobijo a Morral. Aunque el juicio contra Ferrer, Nakens y otros acabó con su absolución, la Escuela Moderna no volvió a abrir sus puertas a los alumnos. Solo la editorial continuó con el proyecto.

El golpe de gracia. La Semana Trágica de julio de 1909

            Ferrer, una vez liberado, siguió con su tarea pedagógica y trabajando en al frente de su editorial, con la idea de que la Escuela Moderna debía abrir sus puertas.
            Era un momento tenso en la historia de España. El gobierno de Antonio Maura mantenía un pulso en las colonias marroquíes. Las noticias del desastre en el Barranco del Lobo el 27 de julio de 1909 donde perdieron la vida decenas de soldados españoles y cientos de heridos, hicieron tomar al gobierno la decisión de movilizar a los reservistas. Una decisión que fue respondida por el movimiento obrero en Barcelona, representado por anarquistas y socialistas afiliados a Solidaridad Obrera y el PSOE, con la convocatoria de una huelga general contra la movilización.
            En las tablas reivindicativas de los obreros se encontraban sus peticiones laborales y sociales. En ningún momento el Comité de Huelga, representado por el sindicalista Miguel V. Miranda de Solidaridad Obrera, por Francisco Miranda en representación de los grupos anarquistas y por el socialista Antonio Fabra Ribas, se abordó el tema religioso. Sin embargo, masas de gente se lanzó contra edificios religiosos de la ciudad, en lo que algunos autores han visto la influencia de Alejandro Lerroux y su Partido Radical, que no eran convocantes de la huelga.
            Durante una semana, hubo enfrentamientos en Barcelona entre las fuerzas del orden público y los huelguistas, que se vieron aumentados cuando los soldados iban embarcando en el puerto de Barcelona hacia Marruecos. Al final las autoridades controlaron la situación y comenzó una política represiva contra los huelguistas que acabó en consejos de guerra con fusilamientos. Los fusilados fueron: José Miguel Baró, un republicano fusilado el 17 de agosto; Antonio Malet Pujol, lerrouxista fusilado el 13 de septiembre; Clemente García, un joven discapacitado psíquico acusado de bailar con la momia de una monja en la calle; Eugenio del Hoyo, un ex guardia civil acusado de promover los altercados.  
            Pero faltaba el premio gordo. Las autoridades comenzaron a acusar a Ferrer como instigador de los sucesos. Se condenaba su pedagogía, desde las páginas de los periódicos católicos, como perversa. Se acusaba a Ferrer de envenenar a la infancia y la juventud en el anticlericalismo violento. Las acusaciones de instigación no fueron probadas porque difícilmente Ferrer fue instigador de nada. Además, en los días del suceso el no estaba en Barcelona y no participó en ninguna movilización.
            A pesar de todo, el juicio político contra Ferrer se consumó. Una oleada de protestas en España y en todo el mundo se alzó en la defensa de Ferrer y en la acusación de una neo inquisición en España. Personalidad de primer orden internacional como Anatole France, William Archer, Piort Kropotkin, George Bernard Shaw, Arthur Conan Doyle, H.G. Wells, etc, pidieron por la inocencia de Ferrer.
            Pero la suerte del pedagogo estaba echada. El 13 de octubre de 1909 era fusilado en Montjuich, donde años antes lo habían sido otros libertarios y donde años después también lo serían otros.
            Con Ferrer fusilado la indignación creció. Antonio Maura se vio obligado a dimitir y Alfonso XIII fue expulsado de la Academia de las Ciencias de París. Sin embargo, sectores eclesiásticos y conservadores celebraron la muerte de Ferrer.
            Pero en el interior del movimiento obrero, las ideas pedagógicas de Ferrer fueron el inicio del desarrollo de toda una pedagogía que pusieron en práctica los anarquistas y que, incluso, se basó parte de la legislación educativa de la Segunda República.
            Hoy la tumba de Ferrer se puede visitar en el cementerio de Montjuich, junto a las de Ascaso y Durruti, y en Bruselas se honra con una estatua al librepensamiento.