viernes, 22 de diciembre de 2017

VALORACIÓN DE UN CENTENERIO BIBLIOGRÁFICO

Se acaba el año 2017, que ha sido el año del centenario de la Revolución rusa de 1917. Puedo decir que a nivel personal he quedado satisfecho. Cuando en febrero de este año publiqué mi libro Por el pan, la tierra y la libertad. El anarquismo en la Revolución rusa no me podía imaginar la buena aceptación que iba a tener. El libro lo he presentado en numerosos sitios (Madrid, Alcalá de Henares, Guadalajara, Lleida, Cuenca, Zamora, Ciudad Real, Córdoba, Granada, Burgos, Valencia, etc.) En muchas ocasiones eran presentaciones y en otros mesas redondas para hablar de la implicación de los anarquistas en la Revolución rusa o el impacto que tuvieron los acontecimientos de 1917 en el anarquismo español, que me llevó a la mesa redonda de Granada o al congreso sobre Imperios Colapsados que se celebró en Madrid. Además, el libro ha tenido repercusión fuera de las fronteras españolas, he tenido varias entrevistas en radios y medios escritos y me ha valido para poder escribir alrededor del anarquismo ruso en revistas como La Maleta de Portbou o Libre Pensamiento, entre otras. La labor de difusión de Volapük ediciones ha sido determinante en este aspecto.
            Pero el centenario de la Revolución rusa también ha traído otros libros que me han sido de mucha ayuda. No ha sido parcas tampoco las lecturas que he podido tener del mismo. Entre los que he leído me gustaría destacar algunos.
            El de José María Faraldo La revolución rusa. Historia y memoria me ha resultado muy interesante. Lo importante del trabajo del profesor Faraldo es que al manejar datos y bibliografía rusa, ha sabido componer un libro muy científico en ese aspecto a la par que accesible. Eso sí. Para leer el libro de Faraldo haría falta tener conocimientos previos de la Revolución rusa para poder seguir el hilo argumental. De todos modos es un libro recomendable, accesible y que aporta muchas cuestiones. En otras, como en cualquier obra, hay elementos que pueden ser objeto de debate o consideración.
            Otro libro que ha aportado mucho a esos otros aspectos de la revolución, es el de Carlos Taibo Anarquismo y revolución en Rusia, 1917-1921. Podría parecer que el libro de Taibo y el mío se solapan. Sin embargo abordan cuestiones de distinta índole lo qeu hace que nos tengamos que congratular por la aparición de dos libros sobre anarquismo en la Revolución rusa en idioma español. Taibo, como buen profesor que es de ciencias políticas, analiza a la perfección las variables ideológicas de la Revolución y la comparación entre los anarquistas y los bolcheviques. Un buen libro que merece la pena tener en las estanterías.
            Tampoco nos puede dejar indiferentes el libro de Julián Casanova La venganza de los siervos. Rusia 1917. El profesor Casanova analiza de forma sintética y directa el año crucial de la revolución. Este libro si que puede servir para que un profano, alguien no sabe nada de la Revolución rusa, se pueda acercar a ella. A pesar de algunas consideraciones y de algún error sin importancia, el libro de Casanova también tiene que ser de esos que recomendemos para acercarnos al fenómeno ruso. Quizá le falta material extraído de las fuentes rusas directamente (idioma que no controla Casanova) pero si tiene un buen elenco de referencia a bibliografía inglesa, que es muy importante.
            En último lugar habría que destacar el libro coordinado por Juan Andrade y Fernando Hernández Sánchez 1917. La Revolución rusa cien años después. Una obra colectiva que analiza diversos aspectos del proceso revolucionario y que se ha convertido en un referente imprescindible para analizar el periodo. Además el elenco de autores que escriben la obra la convierte en un libro eclectico.
            He leído bastantes más. Desde las relecturas de los clásicos de Trotsky, Carr, Volin, Avrich, Skirda, Pipes, Figes, etc., hasta otros nuevos como el de María Teresa Largo Alonso, China Mieville, Josep Fontana, Catherine Merridale, etc. Entrar en cualquier librería y ver el elenco de los mismos.

            Aunque haya pasado el centenario merece la pena que se pueda seguir leyendo sobre el acontecimiento que cambio la historia del mundo.

viernes, 15 de diciembre de 2017

NOVEDAD EDITORIAL. Del pensamiento a la organización. Socialismo en el siglo XIX. Raíces, origen y desarrollo del laboratorio socialista antiestatal en el siglo XIX

Que el socialismo ha sido uno de los movimientos político, económicos, sociales y culturales que han marcado el devenir de la humanidad está más que demostrado en la amplia base bibliográfica que cuenta la materia de estudio.
            El presente libro, en realidad, es una conferencia que se me fue de las manos. Y quizá quise que se me fuese de las manos, aunque no estaba concebida para hacer un libro. A pesar de ello a la editorial Queimada le gustó la idea de poder publicarlo en formato de pequeño libro y solo hubo que hacer algunos cambios sustanciales sobre el texto originario para poder publicarlo.
            Quienes lean el libro no van a encontrar aquí un manual de historia del socialismo. De esos hay muchos y muy buenos. Este pequeño libro es más para profanos, para personas que se quieran acercar a las ideas del socialismo en el siglo XIX y donde se da mayor atención a las tendencias antiautoritarias por ser las menos conocidas. Es un libro sencillo y divulgativo pero con una sólida base de lecturas bibliográficas.
            Lejos de hacer una historia general del socialismo que sería inabarcable, se ha partido de los orígenes del pensamiento en la Edad Moderna hasta la eclosión de la Revolución francesa y su caleidoscopio de ideas. A partir de ahí el libro analiza a algunos pensadores pivotando en tres centros europeos fundamentales para el desarrollo de las ideas socialistas: Francia, Inglaterra y Alemania. Posteriormente se analizan las aportaciones de la Asociación Internacional de los Trabajadores como plasmación práctica de estas ideas, así como un acercamiento a dos figuras de las que no se profundiza en realidad como son Marx y Bakunin. El libro se cierra con un capítulo dedicado en exclusiva a la Comuna de París de 1871, como intento de aplicación de muchos de los proyectos expuestos de forma teórica.
            El último tercio del siglo no lo he incluido. Es un periodo más complejo, la formación del marxismo y el anarquismo como movimientos políticos y sociales de masas. Solo ello sería una nueva monografía.
            El libro esta hecho con un objetivo básico: acercar el socialismo de forma sencilla y compacta (pues abarca un buen número de personalidades) a todos aquellos y aquellas que quieran descubrir las aportaciones más importantes del siglo XIX en esta corriente de ideas.
            Solo me queda agradecer a José Luis Carretero su amable prólogo y a la editorial Queimada su confianza.


Índice

Prólogo de José Luis Carretero Miramar
Introducción

Capítulo 1. Somero acercamiento previo al siglo XIX
            Tomás Moro. El incomprendido Tomás Moro. Utopía y su             época. Bases e influencia posteriores.
            François Rabelais
            Tommaso Campanella
            Ilustración y Revolución Francesa
            Meslier, Morelly y Mably
            Babeuf y la Conspiración de los Iguales

Capítulo 2. El socialismo francés del siglo XIX
            Claude-Henry Rouvroy “Conde de Saint-Simon”. Los       sansimonianos.
            Charles Fourier y el falansterio
            Éttiene Cabet y la nueva Icaria
            Joseph Dejacque y el Humanisferio
            Louis Blanc o el socialismo democrático
            Auguste Blanqui o el socialismo vanguardista
            Pierre Joseph Proudhon o el socialismo antiautoritario

Capítulo 3. El socialismo británico: del antiautoritarismo ilustrado al cartismo
            William Godwin o el gobierno sin Estado
            Robert Owen o el cooperativismo
            Movimineto luddita. Sindicalismo antiestatal frente a         parlamentarismo.
            Los individualistas americanos: Henry Thoureau, Benjamin            Tucker, Lysander Spooner, Josiah Warren

Capítulo 4. El socialismo alemán
            Wietland Heinse y el comunismo. Weishaupt y los iluminados
            Gotthold Ephraim Lessing y la educación
            Weitling y la dictadura revolucionaria. Las Ligas

Capítulo 5. La plasmación ideológica en la organización. La Asociación Internacional de los Trabajadores.

Capítulo 6. Breves aportaciones de Marx y Bakunin
            La aportación de Marx
            La aportación de Bakunin

Capítulo 7. La era de las revoluciones. La Comuna de París de 1871. El canto del cisne de la Revolución francesa y el inicio de una nueva etapa.
            Los orígenes de la Comuna
            París sitiado. La proclamación de la Comuna
            Las medidas de la Comuna
            Otras bases de la Comuna
            La Semana Sangrienta y la represión

Conclusiones
Bibliografía

miércoles, 13 de diciembre de 2017

La autogestión y el socialismo. El majnovismo en la Revolución rusa

Siguiendo con los artículos relacionados con la Revolución rusa, cuelgo aquí el publicado en el último número de la revista Libre Pensamiento sobre el majnovismo, una de las oportunidades del anarquismo organizado durante el periodo revolucionario.

Aunque suene a tópico, la historia la escribe quien gana. Y la Revolución rusa que estalló en 1917 tuvo varios triunfadores que, en definitiva, introdujeron su impronta y su visión de la historia. En ese caso, aunque con partes reales, la historia se deforma, se cae en olvidos intencionados y en conclusiones que tienen mucho más de político que de histórico.
            En la Revolución rusa hubo dos triunfadores. Por una parte los bolcheviques que en octubre de 1917 se hicieron con el poder y desde ese momento marcaron una línea histórica que en muchos autores roza la hagiografía. Por otra parte la historia liberal, opositora frontal al bolchevismo, y que rescato una parte de la historia de la Revolución rusa con la clara misión de hacer de detractores ante el acontecimiento histórico.
            El anarquismo fue uno de los movimientos derrotados en la revolución y al mismo tiempo olvidado por la historia o bien criminalizado ante la misma. Parte de la historiografía comunista habló del anarquismo, pero para considerar que sus teorías fueron superadas por el bolchevismo y para poner a algunos de sus militantes como enemigos del proceso revolucionario que, para este modo de entender la historia, solo fue capitaneado por los comunistas. Frente a esta corriente historiográfica también hubo otra que directamente condenó al ostracismo al movimiento anarquista.
            Sin embargo, cuando nos acercamos a la fuentes primarias y secundarias del movimiento libertario ruso, leemos las memorias de algunos de sus protagonistas, nos damos cuenta que el anarquismo no solo no fue marginal sino que fue una de las ideologías y movimientos que dinamizaron el proceso revolucionario ruso desde sus orígenes en el siglo XIX y que participó de forma activa y decidida en el Comité Revolucionario de octubre de 1917 que derrocó al gobierno provisional de Kerensky. El anarquismo tuvo una posición concreta de cómo tenía que ser el proceso revolucionario, se opuso al modelo bolchevique de dictadura de partido haciendo un llamamiento desde 1918 a la llamada “tercera revolución”, tras la de febrero y la de octubre de 1917. El movimiento anarquista se convirtió en una alternativa al poder comunista, en medio de una guerra civil en Rusia que llevó al propio anarquismo en muchas ocasiones a postergar debates fundamentales en la revolución con la idea de vencer a los blancos y fuerzas contrarrevolucionarias.
            Y a pesar de ello el anarquismo tuvo algunos escenarios y oportunidades donde poder plantear esa alternativa al régimen comunista. En Ucrania se dio una de esas circunstancias y tuvo a Néstor Majnó y al Ejército Insurreccional Majnovista como uno de los ejemplos más acabados de esa alternativa de modelo revolucionario. Sin embargo su derrota significó su olvido o su deformación.

Majnó y la revolución

            Las imágenes que nos ha legado de la historia de Néstor Majnó es la de un personaje osco, serio y que comandaba una partida de guerrilleros campesinos que se dedicaron al aventurerismo en la Ucrania oriental. Alexei Tolstoi, pariente de León Tolstoi, en la obra Mañana sombría, como una de las obras narrativas oficiales de la Guerra Civil rusa, muestra a un Néstor Majnó asesinando a gente en Gulai Polé, su pueblo natal. La propaganda contemporánea de la guerra y posterior le mostró como un antisemita que desarrolló el terror hasta la llegada del Ejército Rojo. Para la historiografía liberal, Majnó, en caso de aparecer, no dejaba de ser un aventurero o un “atamán” que sembraba el caos allí por donde pasaba.
            Sin embargo la historia de Néstor Majnó fue muy otra a la que la se nos ha legado. Nacido en la población de Gulai Polé el 27 de octubre de 1889, Majnó era hijo de una familia de campesinos pobres, que con la revolución de 1905 adquirió conciencia revolucionaria y se adhirió al grupo anarquista comunista de su población. Su participación en el proceso revolucionario le llevó a la cárcel y a ser condenado a muerte, pena que se conmutó y logró salir de prisión tras la amnistía decretada tras la caída del Zar en la revolución de febrero de 1917. En prisión, Majnó había conocido de forma más firme los ideales anarquistas, al tener contacto con personajes como Piotr Archinov, que había pasado del bolchevismo al anarquismo.
            El regreso de Majnó a Ucrania le sirve para comprobar in situ el desarrollo de la revolución y participar activamente en la fundación de las estructuras revolucionarias en su región. Majnó fundó en la primavera de 1917 la Unión Profesional de Obreros Agrícolas, la comuna libre y el soviet de Gulai Polé, que el mismo presidió. El triunfo de la revolución de octubre de 1917 aceleró el proceso y la firma del Tratado de Brest Litovsk entre el gobierno bolchevique y el las potencias centrales, hizo que Majnó se opusiese al mismo y organizase el Comité Revolucionario de Gulai Polé ante la más que previsible invasión proalemana.     
            Tras la entrevista que Majnó tuvo en Moscú con Yakov Sverdlov y Vladimir Ilich Ulianov “Lenin”, de la que no regresó muy satisfecho, regresó a Ucrania y comenzó a dar forma a su ejército guerrillero que pronto se convirtió en el Ejército Insurreccional de campesinos de la región libre que dominaba.
            El majnovismo pronto hizo frente a los invasores proalemanas, a los nacionalistas de Simón Petlura, que había establecido su contingente en la capital, Kiev, y contra las fuerzas del Ejército Blanco, entre otros muchos actores de la Guerra Civil ucraniana. Tal como Majnó había planteado a Lenin en su entrevista, el movimiento revolucionario ucraniano era mayoritariamente socialista revolucionario y anarquista, pues los bolcheviques no tenían apenas influencia en la zona. Sin embargo, la intervención del recién creado Ejército Rojo sirvió como base de apoyo a las fuerzas revolucionarias ucranianas, incluidas las majnovistas. Hasta en tres ocasiones las fuerzas majnovistas llegaron a acuerdos con los comunistas para derrotar a las fuerzas blancas, nacionalistas o aventureros. Pero en todas las ocasiones, tras los objetivos, se rompía hostilidades entre ambas fuerzas al defender modelos revolucionarios distintos.
            El ejército que comandó Majnó, de raíz campesina, no dejaba de ser una fuerza creada para combatir en la Guerra Civil. Una parte programática de ese ejército era la defensa de la zona libre de Ucrania, ubicada en el este del país, donde se comenzó a desarrollar un modelo económico, político y social diferente, basado en la autogestión, en la horizontalidad y en la creación de un modelo social entorno a las ideas libertarias. Aunque el Ejército de Majnó defendió ese modelo nunca intervino como tal en el desarrollo de la sociedad antiautoritaria que defendía. Numerosas colectividades agrarias surgieron en esa zona libre, así como experiencias educativas basadas en el modelo ferreriano de escuelas. El Comité Revolucionario de Gulai Polé era completamente independiente del Estado Mayor Majnovista.
            El debate que se generó entorno al majnovismo era si se podía considerar un movimiento anarquista o no. Anatol Gorelik consideraba que era un movimiento de las masas laboriosas pero que no era propiamente anarquista, a pesar de que los anarquistas defendieran el modelo desarrollado. Pero a pesar de las consideraciones a nivel ideológico de Gorelik, lo cierto es que la base general de la zona majnovista era anarquista así como la gran cantidad de sus adherentes, tanto en el ejército como en el desarrollo de la sociedad en su área de influencia (Majnó, Archinov, Taranovsky, Belash, Karetnik, Rybin, etc). Igualmente, junto al majnovismo, se estableció en Ucrania la Confederación de Organizaciones Anarquistas “Nabat”, que fue el intento más acabado de articular una organización general de anarquistas y que tuvo contactos y apoyo con los majnovistas, pero que eran movimientos independientes. Estas cuestiones muestran la complejidad del movimiento en Ucrania.
            Lo cierto fue que Majnó defendió hasta sus últimas consecuencias el modelo organizativo creado. En el último pacto con los bolcheviques llegó a incluso a proponer una claúsula política por la cual, el gobierno soviético Moscú respetara las zonas de influencia del majnovismo y el majnovismo respetaría la implantación del modelo comunista en el resto del territorio. Una proposición que no fue refrendada ni aprobada por el gobierno de Lenin.
            Igualmente es imposible entender la victoria revolucionario sobre los ejércitos blancos y otros agentes sin la intervención del Ejército Insurreccional Majnovista. La expulsión de los proalemanes de Skoropadsky, la derrota de Denikin y Wrangel, la de los nacionalistas de Petlura, el aniquilamiento de las bandas aventureras de Nikifor Grigoriev, etc, tienen a los majnovistas como agentes protagonistas. De ahí hay que entender también la búsqueda de pactos con el Ejército Rojo.
            Sin embargo, cuando las fuerzas contrarrevolucionarias estaban vencidas a la altura de 1921, el gobierno comunista comenzó una tarea de persecución contra las unidades del majnovismo. Sus estructuras revolucionarias fueron desmanteladas, sus integrantes perseguidos, encarcelados o asesinados por la Cheká, y gran parte de sus dirigentes más destacados partieron al exilio cuando no fueron purgados y asesinados. El propio Majnó alcanzó la frontera rumana, pasó a Polonia donde fue detenido y juzgado eludiendo responsabilidades y marchándose a París donde moriría en 1934. Sobre el majnovismo cayó entonces el ostracismo y el olvido.

Consideraciones sobre el majnovismo

            Si algún movimiento estuvo cerca de poder plantear, con una base más sólida, una alternativa al gobierno comunista, ese fue el majnovismo. No es justo incluir a Majnó y su movimiento en las revueltas campesinas que entre 1919 y 1922 se desarrollaron en Rusia. Lo de Majnó no fue una revuelta al uso como pudo ser la liderada por Antonov en la región de Tambov. Majnó tenía una idea de la revolución, un modelo de sociedad distinta que llevó a la práctica y que chocó con el orden establecido. Los campesinos majnovistas no actuaron exclusivamente en contra del comunismo de guerra porque ellos realizaron tareas de colectivización y autogestión. De ahí que tanto el majnovismo como la rebelión de los marinos de Kronstadt en febrero de 1921 fuesen tomadas por las autoridades bolcheviques como movimientos alternativos serios al modelo revolucionario en el gobierno.
            La derrota de Majnó y su ejército significó pasar al ostracismo de la historia o a la deformación de su  movimiento. Volin, uno de los historiadores más reconocidos de la Revolución rusa desde la perspectiva anarquista, siempre achacó a Majnó un exceso de autoritarismo y una falta de formación al movimiento que conformó. Pero todos coinciden en plantear que las zonas de influencia de majnovista era, hasta ese momento, el modelo revolucionario más cercano a las posiciones anarquistas que había existido, haciéndose eco de la propia Comuna de París de 1871.
            Para el anarquismo ruso en su conjunto, la derrota que habían sufrido en la revolución era un elemento a analizar. Y es algo que hicieron en el exilio y que sirvió para plantear, aun más, las diferencias existentes entre el propio movimiento anarquista ruso. La falta de una organización de coordinación fue el elemento en el que coincidieron todos. Pero que modelo de organización desarrollar fue lo que les separó. El “plataformismo” de Archinov, y apoyado en un primer momento por Majnó, se tornó en un nuevo fracaso para el historiador del majnovismo, que decidió volver a la URSS en 1932 y desapareció en medio de las purgas del estalinismo en 1937.
            Lo que pudo ser una oportunidad para el anarquismo se tornó en una tragedia por su final. A pesar de las memorias escritas, de los libros de Archinov y Volin, de las propias memorias de Majnó, el movimiento majnovista es hoy poco conocido. La peculiaridad de que en España la Revolución rusa no haya sido objeto de estudio por los historiadores hace que esa parte de la misma esté por hacer.