martes, 3 de diciembre de 2013

JUVENTUD, DIVINO TESORO

Reseña del libro de Sandra Souto Kustrín. Paso a la juventud. Movilización democrática, estalinismo y revolución en la República Española (PUV-Universitat de València, Valencia, 2013)

El estudio de las organizaciones políticas y sindicales en los años 30 ha dado para muchas páginas de libros. Pero hay aspectos que han sido poco tratados en la historia del movimiento obrero y de la izquierda española. Una de ellas es la importancia de la juventud y de sus organizaciones en aquellos duros años.
Ese hueco ha venido a rellenarlo la profesora Sandra Souto Kustrín. Hace ya algunos años nos sorprendió con un magnífico libro titulado Y ¿Madrid? ¿Qué hace Madrid? Movimiento revolucionario y acción colectiva (1933-1936) donde daba un interesante vuelco a la participación del movimiento obrero durante la huelga general de octubre de 1934 en la capital de la República.
Con el libro Paso a la juventud, Sandra Souto se adentra en la historia de las juventudes de los partidos y las ideologías obreras en España desde finales de la década de 1920 y durante toda la de 1930. La mayor parte de sus páginas se dedican a las Juventudes Socialistas y a las Juventudes Comunistas así como a la fusión a la que llegaron ambas organizaciones en 1936 dando lugar a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Igualmente son tratadas de forma amplia la organización de los jóvenes anarquistas, la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias. En menor proporción la obra se adentra en la historia de la Juventud Comunista Ibérica, que eran las juventudes del POUM. Menor espacio se le dedica a las Juventudes de Izquierda Republicana o a las Juventudes de Unión Republicana. Básicamente porque sus actividades fueron menores que las anteriores. Lugar especial ocupa la Unión Federal de Estudiantes Hispanos o Federación Universitaria Escolar.
El origen y la utilidad de las organizaciones juveniles nunca quedó claro o no se delimitaron bien los espacios. ¿Eran organismo dependientes de un partido o eran independientes respecto a los mismos? Para el caso de las Juventudes Socialistas el despegue de sus actividades organizativas no se produce hasta prácticamente la proclamación de la República, a pesar de que fue fundada en 1903 por el socialista vasco Tomás Meabe. Quizá el caso más paradigmático de organización juvenil ligada a un partido sea los comunistas. El nacimiento de la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE) responde a la necesidad de la organización de la juventud y encuadrarla posteriormente en el partido. Para el caso de los anarquistas, el origen de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias es más difuso. Mientras en algunos lugares surgen como organismos juveniles dentro de los sindicatos como aprendices, en el caso catalán fueron prácticamente las juventudes de la Federación Anarquista Ibérica.
El libro nos lleva en volandas por las actividades de estos grupos. Los debates que generan dentro de la juventud española y como fueron unos avanzados respecto a las organizaciones de sus mayores. La problemática en la que se encontró la juventud en aquellas trascendentales años fue abordada por estas organizaciones. La unificación conseguida entre socialistas y comunistas antes de la guerra significó un paso que no fue bien recibido por todos. Desde los anarquistas que se movilizan para no perder comba en todo el debate hasta las propias organizaciones de mayores que no tuvieron la misma lectura del suceso. Incluso dentro de las propias Juventudes Socialistas hubo voces criticas ante lo que consideraban una intromisión del comunismo.
Sandra Souto ha realizado un buen trabajo. Un libro muy investigado y muy contrastado. Rescantando una parte de la historia del movimiento obrero y de izquierdas poco trabajada. Ha superado con nota los trabajos ya realizados al respecto como el de Ricard Viñas (La formación de las Juventudes Socialistas Unificadas) o el modesto trabajo presentado por Aurelio Martín Nájera, Antonio González Quintana o Gutmaro Gómez Bravo (Juventudes Socialistas. Cien años protagonistas del cambio, 1906-2006) al cumplirse el centenario del primer congreso nacional de la Federación Nacional de Juventudes Socialistas.
Quiza se hecha de menos una mayor profundización la historia de las Juventudes Libertarias, completamente desconocida hoy. En este aspecto la obra no deja de caer en algunos lugares comunes (como el tema de la represión durante la guerra) que no ensombrecen para nada el resultado final de la obra.
Es evidente que hay organizaciones que no podían tener el mismo trato que la de socialistas, comunistas y anarquistas. En el caso de las JCI del POUM hay que ser conscientes que fue una organización que tuvo implantación sobre todo en Barcelona y un poco en Madrid. Fuera de esos ámbitos era completamente desconocida. Y en el caso de las juventudes de Izquierda Republicana o de Unión Republicana, sus actividades fueron modestas por no decir inexistentes en algunos casos. Acierta la autora al no centrarse en las organizaciones juveniles de los partidos nacionalistas en Euskadi o Cataluña por ser, quizá, aspecto que merecerían un trato independiente.
Un gran acierto del libro es trabajar la internacionalización de la Guerra Civil desde las organizaciones de la juventud. Sandra Souto concede importante espacio tanto a la Internacional Juvenil Socialista como la Internacional Juvenil Comunista. Los propios propósitos de unificación de estas entidades supranacionales.
Otro aspecto importante a destacar es el papel que tanto el PSOE como el PCE jugaron a la hora de analizar las actividades de sus juventudes ya unificadas durante la Guerra. Cual fue el papel del caballerismo (primero partidario de la unificación y luego crítico con ella y opositor a la misma). Que rol jugó el estalinismo y el PCE en la organización de la juventud. También las disputas que determinados sectores de la Juventudes Libertarias tuvieron con la CNT. Eso indicaba, en parte, una mayor autonomía de las organizaciones juveniles durante la Guerra Civil.
Gracias a este libro podemos destacar las importantes figuras del movimiento juvenil como Lorenzo Iñigo, Trifón Medrano, Segundo Serrano Poncela, Serafín Aliaga, Carlos Álvarez, Wilebaldo Solano, etc. También los pasos hacía una imposible unificación de toda la juventud en la Alianza Juvenil Antifascista.
Debates, personajes, peleas, intentos de unificación de todas las fuerzas, disgregación, críticas, etc. Toda una pléyade de circunstancias que tuvo su punto final en la derrota de 1939 y con toda una generación juvenil que fue o liquidada físicamente por el franquismo, o condenada a largos años de cárcel o empujados al exilio. Una generación pérdida que no pudo disfrutar la sociedad española.

Julián Vadillo Muñoz

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